73 XI
=La discordia crece=
En los dias sucesivos Rey hizo conocimiento con varias personas de la poblacion y visito el Casino, trabando amistades con algunos individuos de los que pasaban la vida en las salas de aquella corporacion.
[5] Pero la juventud de Orbajosa no vivia constantemente alli, como podra suponer la malevolencia. Veianse por las tardes en la esquina de la catedral y en la plazoleta formada por el cruce de las calles del Condestable y la Triperia, algunos caballeros que gallardamente envueltos en sus capas[10] estaban como de centinela viendo pasar la gente. Si el tiempo era bueno, aquellas eminentes lumbreras de la cultura _urbsaugustense_ se dirigian, siempre con la indispensable capita, al titulado paseo de las Descalzas, el cual se componia de dos hileras de tisicos olmos y algunas retamas descoloridas.[15] Alli la brillante pleyade atisbaba a las ninas de D. Fulano o de D. Perencejo, que tambien habian ido a paseo, y la tarde se pasaba regularmente. Entrada la noche, el Casino se llenaba de nuevo, y mientras una parte de los socios entregaba su alto entendimiento a las delicias[20] del monte, los otros leian periodicos, y los mas discutian en la sala del cafe sobre asuntos de diversa indole, como politica, caballos, toros, o bien sobre chismes locales. El resumen de todos los debates era siempre la supremacia de Orbajosa y de sus habitantes sobre los demas pueblos y[25] gentes de la tierra.
Eran aquellos varones insignes lo mas granado de la ilustre ciudad, propietarios ricos los unos, pobrisimos los otros, pero libres de altas aspiraciones todos. Tenian la imperturbable serenidad del mendigo, que nada apetece[30] mientras no le falte un mendrugo para enganar el hambre y el sol para calentarse. Lo que principalmente distinguia a 74 los orbajosenses del Casino era un sentimiento de viva hostilidad hacia todo lo que de fuera viniese. Y siempre que algun forastero de viso se presentaba en las augustas[5] salas, creianle venido a poner en duda la superioridad de la patria del ajo, o a disputarle por envidia las preeminencias incontrovertibles que Natura le concediera.
Cuando Pepe Rey se presento, recibieronle con cierto recelo, y como en el Casino abundaba la gente graciosa, al[10] cuarto de hora de estar alli el nuevo socio, ya se habian dicho acerca de el toda suerte de cuchufletas. Cuando a las reiteradas preguntas de los socios contesto que habia venido a Orbajosa con encargo de explorar la cuenca hullera del Nahara y estudiar un camino, todos convinieron en que[15] el Sr. D. Jose era un fatuo, que queria darse tono inventando criaderos de carbon y vias ferreas. Alguno anadio:
--Pero en buena parte se ha metido. Estos senores sabios creen que aqui somos tontos y que se nos engana con palabrotas... Ha venido a casarse con la nina de[20] dona Perfecta, y cuanto diga de cuencas hulleras es para echar facha.
--Pues esta manana--indico otro, que era un comerciante quebrado,--me dijeron en casa de las de Dominguez que ese senor no tiene una peseta, y viene a que su[25] tia le mantenga y a ver si puede pescar a Rosarito.
--Parece que ni es tal ingeniero ni cosa que lo valga--anadio un propietario de olivos, que tenia empenadas sus fincas por el doble de lo que valian.--Pero ya se ve... Estos hambrientos de Madrid se creen autorizados para[30] enganar a los pobres provincianos, y como creen que aqui andamos con taparrabos, amigo....
--Bien se conoce que tiene hambre.
--Pues entre bromas y veras nos dijo anoche que eramos unos barbaros holgazanes.
--Que viviamos como los beduinos, tomando el sol. 75
--Que viviamos con la imaginacion.
--Eso es: que viviamos con la imaginacion.
--Y que esta ciudad era lo mismito que las de Marruecos.
[5] --Hombre, no hay paciencia para oir eso. ?Donde habra visto el (como no sea en Paris) una calle semejante a la del Condestable, que presenta un frente de siete casas alineadas, todas magnificas, desde la de dona Perfecta a la de Nicolasito Hernandez?... Se figuran estos canallas[10] que uno no ha visto nada, ni ha estado en Paris....
--Tambien dijo con mucha delicadeza que Orbajosa era un pueblo de mendigos, y dio a entender que aqui vivimos en la mayor miseria sin darnos cuenta de ello.
--iValgame Dios! si me lo llega a decir a mi, hay un[15] escandalo en el Casino--exclamo el recaudador de contribuciones. --?Por que no le dijeron la cantidad de arrobas de aceite que produjo Orbajosa el ano pasado? ?No sabe ese estupido que en anos buenos Orbajosa da pan para toda Espana y aun para toda Europa? Verdad es que ya llevamos[20] no se cuantos anos de mala cosecha; pero eso no es ley. Pues ?y la cosecha del ajo? ?A que no sabe ese senor que los ajos de Orbajosa dejaron bizcos a los senores del Jurado en la Exposicion de Londres?
Estos y otros dialogos se oian en las salas del Casino por[25] aquellos dias. A pesar de estas hablillas tan comunes en los pueblos pequenos, que por lo mismo que son enanos suelen ser soberbios, Rey no dejo de encontrar amigos sinceros en la docta corporacion, pues ni todos eran maldicientes ni faltaban alli personas de buen sentido. Pero[30] tenia nuestro joven la desgracia, si desgracia puede llamarse, de manifestar sus impresiones con inusitada franqueza, y esto le atrajo algunas antipatias.
Iban pasando dias. Ademas del disgusto natural que las costumbres de la sociedad episcopal le producian, diversas causas todas desagradables empezaban a desarrollar en su 76 animo honda tristeza, siendo de notar principalmente, entre aquellas causas, la turba de pleiteantes que cual enjambre voraz se arrojo sobre el. No era solo el tio Licurgo, sino[5] otros muchos colindantes los que le reclamaban danos y perjuicios, o bien le pedian cuentas de tierras administradas por su abuelo. Tambien le presentaron una demanda por no se que contrato de aparceria que celebro su madre y no fue al parecer cumplido, y asimismo le exigieron el reconocimiento[10] de una hipoteca sobre las tierras de _Alamillos_, hecha en extrano documento por su tio. Era un hormiguero, una inmunda gusanera de pleitos. Habia hecho proposito de renunciar a la propiedad de sus fincas; pero entre tanto su dignidad le obligaba a no ceder ante las[15] marrullerias de los sagaces palurdos; y como el Ayuntamiento le reclamo tambien por supuesta confusion de su finca con un inmediato monte de Propios, viose el desgraciado joven en el caso de tener que disipar las dudas que acerca de su derecho surgian a cada paso. Su honra estaba[20] comprometida, y no habia otro remedio que pleitear o morir.
Habiale prometido dona Perfecta en su magnanimidad ayudarle a salir de tan torpes lios por medio de un arreglo amistoso; pero pasaban dias y los buenos oficios de la ejemplar senora no daban resultado alguno. Crecian los[25] pleitos con la amenazadora presteza de una enfermedad fulminante. Pepe Rey pasaba largas horas del dia en el Juzgado dando declaraciones, contestando a preguntas y a repreguntas, y cuando se retiraba a su casa, fatigado y colerico, veia aparecer la afilada y grotesca caratula del[30] escribano, que le traia regular porcion de papel sellado lleno de horribles formulas... para que fuese estudiando la cuestion.
Se comprende que aquel no era hombre a proposito para sufrir tales reveses, pudiendo evitarlos con la ausencia.
Representabase en su imaginacion a la noble ciudad de su 77 madre como una horrible bestia que en el clavaba sus feroces unas y le bebia la sangre. Para librarse de ella bastabale, segun su creencia, la fuga; pero un interes[5] profundo, como interes del corazon, le detenia, atandole a la pena de su martirio con lazos muy fuertes. Sin embargo, llego a sentirse tan fuera de su centro, llego a verse tan extranjero, digamoslo asi, en aquella tenebrosa ciudad de pleitos, de antiguallas, de envidia y de maledicencia, que[10] hizo proposito de abandonarla sin dilacion, insistiendo al mismo tiempo en el proyecto que a ella le co
ndujera. Una manana, encontrando ocasion a proposito, formulo su plan ante dona Perfecta.
--Sobrino mio--repuso la senora con su acostumbrada[15] dulzura:--no seas arrebatado. Vaya, que pareces de fuego. Lo mismo era tu padre ique hombre! Eres una centella... Ya te he dicho que con muchisimo gusto te llamare hijo mio. Aunque no tuvieras las buenas cualidades y el talento que te distinguen (salvo los defectillos, que tambien[20] los hay); aunque no fueras un excelente joven, basta que esta union haya sido propuesta por tu padre, a quien tanto debemos mi hija y yo, para que la acepte. Rosario no se opondra tampoco, queriendolo yo. ?Que falta, pues? Nada; no falta nada mas que un poco tiempo. No se[25] puede hacer el casamiento con la precipitacion que tu deseas, y que daria lugar a interpretaciones quizas desfavorables a la honra de mi querida hija... Vaya, que tu como no piensas mas que en maquinas, todo lo quieres hacer al vapor. Espera, hombre, espera... ?que prisa tienes?[30] Ese aborrecimiento que le has cogido a nuestra pobre Orbajosa es un capricho. Ya se ve: no puedes vivir sino entre condes y marqueses y oradores y diplomaticos... iQuieres casarte y separarme de mi hija para siempre!--anadio enjugandose una lagrima.--Ya que asi es, inconsiderado joven, ten al menos la caridad de retardar algun tiempo esa 78 boda que tanto deseas... iQue impaciencia! iQue amor tan fuerte! No crei que una pobre lugarena como mi hija inspirase pasiones tan volcanicas.
[5] No convencieron a Pepe Rey los razonamientos de su tia; pero no quiso contrariarla. Resolvio, pues, esperar cuanto le fuese posible. Una nueva causa de disgustos uniose bien pronto a los que ya amargaban su existencia. Hacia dos semanas que estaba en Orbajosa, y durante este tiempo no[10] habia recibido ninguna carta de su padre. No podia achacarse esto a descuidos de la Administracion de Correos de Orbajosa, porque siendo el funcionario encargado de aquel servicio amigo y protegido de dona Perfecta, esta le recomendaba diariamente el mayor cuidado para que las cartas dirigidas[15] a su sobrino no se extraviasen. Tambien iba a la casa el conductor de la correspondencia, llamado Cristobal Ramos, y por apodo Caballuco, personaje a quien ya conocimos, y a este solia dirigir dona Perfecta amonestaciones y reprimendas tan energicas como la siguiente:
[20] --iBonito servicio de correos teneis!... ?Como es que mi sobrino no ha recibido una sola carta desde que esta en Orbajosa?... Cuando la conduccion de la correspondencia corre a cargo de semejante tarambana, icomo han de andar las cosas! Yo le hablare al senor Gobernador de[25] la provincia para que mire bien que clase de gente pone en la Administracion.
Caballuco, alzando los hombros, miraba a Rey con expresion de la mas completa indiferencia.
Un dia entro con un pliego en la mano.
[30] --iGracias a Dios!--dijo dona Perfecta a su sobrino.--Ahi tienes cartas de tu padre. Regocijate, hombre. Buen susto nos hemos llevado por la pereza de mi senor hermano en escribir... ?Que dice? esta bueno sin duda--anadio al ver que Pepe Rey abria el pliego con febril impaciencia.
El ingeniero se puso palido al recorrer las primeras 79 lineas.
--iJesus, Pepe... que tienes!--exclamo la senora, levantandose con _zozobra_.--?Esta malo tu papa?
[5] --Esta carta no es de mi padre--repuso Pepe, revelando en su semblante la mayor consternacion.
--?Pues que es eso?...
--Una orden del Ministerio de Fomento, en que se me releva del cargo que me confiaron....
[10] --iComo... es posible!
--Una destitucion pura y simple, redactada en terminos muy poco lisonjeros para mi.
--?Hase visto mayor picardia?--exclamo la senora, volviendo de su estupor.
[15] --iQue humillacion!--murmuro el joven.--Es la primera vez en mi vida que recibo un desaire semejante.
--iPero ese Gobierno no tiene perdon de Dios! iDesairarte a ti! ?Quieres que yo escriba a Madrid? Tengo alla muy buenas relaciones y podre conseguir que el Gobierno[20] repare esa falta brutal y te de una satisfaccion.
--Gracias, senora, no quiero recomendaciones--replico el joven con displicencia.
--iEs que se ven unas injusticias; unos atropellos! ...Destituir asi a un joven de tanto merito, a una eminencia[25] cientifica.... Vamos; si no puedo contener la colera.
--Yo averiguare--dijo Pepe, con la mayor energia,--quien se ocupa en hacerme dano....
--Ese senor ministro.... Pero de estos politiquejos[30] infames ?que se puede esperar?
--Aqui hay alguien que se ha propuesto hacerme morir de desesperacion--afirmo el joven visiblemente alterado.--Esto no es obra del ministro, esta y otras contrariedades que experimento son resultado de un plan de venganza, de un calculo desconocido, de una enemistad irreconciliable, y 80 este plan, este calculo, esta enemistad, no lo dude usted, querida tia, estan aqui, en Orbajosa.
--Tu te has vuelto loco--replico dona Perfecta, demostrando[5] un sentimiento semejante a la compasion.--?Que tienes enemigos en Orbajosa? ?Que alguien quiere vengarse de ti? Vamos, Pepillo, tu has perdido el juicio. Las lecturas de esos libros en que se dice que tenemos por abuelos a los monos o a las cotorras, te han trastornado la[10] cabeza.
Sonrio con dulzura al decir la ultima frase, y despues, tomando un tono de familiar y carinosa amonestacion, anadio:
--Hijo mio, los habitantes de Orbajosa seremos palurdos[15] y toscos labriegos sin instruccion, sin finura, ni buen tono; pero a lealtad y buena fe no nos gana nadie, nadie, pero nadie.
--No crea usted--dijo el joven,--que acuso a las personas de esta casa. Pero sostengo que en la ciudad esta[20] mi implacable y fiero enemigo.
--Deseo que me ensenes ese traidor de melodrama--repuso la senora, sonriendo de nuevo.--Supongo que no acusaras al tio Licurgo ni a los demas que te han puesto pleito, porque los pobrecitos creen defender su derecho.[25] Y entre parentesis, no les falta razon en el caso presente. Ademas, el tio Lucas te quiere mucho. Asi mismo me lo ha dicho. Desde que te conocio, dice que le entraste por el ojo derecho, y el pobre viejo te ha puesto un carino....
--iSi... profundo carino!--murmuro Pepe.
[30] --No seas tonto--anadio la senora, poniendole la mano en el hombro y mirandole de cerca.--No pienses disparates, y convencete de que tu enemigo, si existe, esta en Madrid, en aquel centro de corrupcion, de envidia y rivalidades, no en este pacifico y sosegado rincon, donde todo es buena voluntad y concordia... Sin duda algun envidioso de tu 81 merito... Te advierto una cosa, y es, que si quieres ir alla para averiguar la causa de este desaire y pedir explicaciones al gobierno, no dejes de hacerlo por nosotras.
[5] Pepe Rey fijo los ojos en el semblante de su tia, cual si quisiera escudrinarla hasta en lo mas escondido de su alma.
--Digo que si quieres ir, no dejes de hacerlo--repitio la senora con calma admirable, confundiendose en la expresion de su semblante la naturalidad con la honradez[10] mas pura.
--No, senora. No pienso ir alla.
--Mejor; esa es tambien mi opinion. Aqui estas mas tranquilo, a pesar de las cavilaciones con que te estas atormentando. iPobre Pepillo! Tu entendimiento, tu descomunal[15] entendimiento, es la causa de tu desgracia. Nosotros, los de Orbajosa, pobres aldeanos rusticos, vivimos felices en nuestra ignorancia. Yo siento mucho que no estes contento. ?Pero es culpa mia que te aburras y desesperes sin motivo? ?No te trato como a un hijo? ?No te[20] he recibido como la esperanza de mi casa? ?Puedo hacer mas por ti? Si a pesar de eso, no nos quieres, si nos muestras tanto despego, si te burlas de nuestra religiosidad, si haces desprecios a nuestros amigos, ?es acaso porque no te tratemos bien?
[25] Los ojos de dona Perfecta se humedecieron.
--Querida tia--dijo Rey, sintiendo que se disipaba su encono.--Tambien yo he cometido algunas
faltas desde que soy huesped de esta casa.
--No seas tonto... iQue faltas ni faltas! Entre[30] personas de la misma familia, todo se perdona.
--Pero Rosario ?donde esta?--pregunto el joven levantandose.-- ?Tampoco la vere hoy?
--Esta mejor. ?Sabes que no ha querido bajar?
--Subire yo.
--Hombre, no. Esa nina tiene unas terquedades... Hoy 82 se ha empenado en no salir de su cuarto. Se ha encerrado por dentro.
--iQue rareza!
[5] --Se le pasara. Seguramente se le pasara. Veremos si esta noche le quitamos de la cabeza sus ideas melancolicas. Organizaremos una tertulia que le divierta. ?Por que no te vas a casa del Sr. D. Inocencio y le dices que venga por aca esta noche y que traiga a Jacintillo?
[10] --iA Jacintillo!
--Si, cuando a Rosario le dan estos accesos de melancolia, ese jovencito es el unico que la distrae...
--Pero yo subire...
--Hombre, no.
[15] --Cuidado que hay etiqueta en esta casa.
--Tu te estas burlando de nosotros. Haz lo que te digo.
--Pues quiero verla.
--Pues no. iQue mal conoces a la nina!
[20] --Yo crei conocerla bien... Bueno, me quedare... Pero esta soledad es horrible.
--Ahi tienes al senor escribano.
--Maldito sea el mil veces.
[25] --Y me parece que ha entrado tambien el senor procurador... es un excelente sujeto.
--Asi le ahorcaran.
--Hombre, los asuntos de intereses, cuando son propios, sirven de distraccion. Alguien llega... Me parece que es el perito agronomo. Ya tienes para un rato.
[30] --iPara un rato de infierno!
--Hola, hola, si no me engano, el tio Licurgo y el tio Pasolargo acaban de entrar. Puede que vengan a proponerte un arreglo.
--Me arrojare al estanque.
--iQue descastado eres! iPues todos ellos te quieren 83 tanto!... Vamos, para que nada falte, ahi esta tambien el alguacil. Viene a citarte.
--A crucificarme.
[5] Todos los personajes nombrados fueron entrando en la sala.
--Adios, Pepe, que te diviertas--dijo dona Perfecta.
--iTragame, tierra!--exclamo el joven con desesperacion.
[10] --Sr. D. Jose....
--Mi querido Sr. D. Jose....
--Estimable Sr. D. Jose....
--Sr. D. Jose de mi alma....
--Mi respetable amigo Sr. D. Jose....
[15] Al oir estas almibaradas insinuaciones, Pepe Rey exhalo un hondo suspiro y se entrego. Entrego su cuerpo y su alma a los sayones, que esgrimieron horribles hojas de papel sellado, mientras la victima, elevando los ojos al cielo, decia para si con cristiana mansedumbre:
[20] --Padre mio, ?por que me has abandonado?
Doña Perfecta (?????????) Page 11