Nadie, me preparo
Para entrar en el lago
Inmóvil, como mi ojo
Donde se refractan las aventuras
De Pedro Javier Lastarria
Desde el rayo incidente
Hasta el ángulo de incidencia,
Desde el seno del ángulo
De refracción
Hasta la constante llamada
Índice de refracción.
En plata: las malas cosas
Convertidas en buenas,
En apariciones gloriosas
Las metidas de pata,
La memoria del fracaso
Convertida en la memoria
Del valor. Un sueño,
Tal vez, pero
Un sueño que he ganado
A pulso.
Que nadie siga mi ejemplo
Pero que sepan
Que son los músculos de Lastarria
Los que abren este camino.
Es el córtex de Lastarria,
El entrechocar de dientes
De Lastarria, los que iluminan
Esta noche negra del alma,
Reducida, para mi disfrute
Y reflexión, a este rincón
De habitación en sombras,
Como piedra afiebrada,
Como desierto detenido
En mi palabra.
Sudamericano en tierra
De sombras,
Yo que siempre fui
Un caballero,
Me preparo para asistir
A mi propio vuelo de despedida.
THE LAST LOVE SONG OF PEDRO
J. LASTARRIA, ALIAS “EL CHORITO”
South American in Gothic land,
This is my farewell song
Now that hospitals race through
Breakfasts and teatimes
With an insistence I can
Only attribute to death.
The thoroughly studied
Sunsets have ended,
The amusing games leading
Nowhere have ended. South American
In a land more hostile
Than hospitable, I’m getting ready
To go down the long
Unknown hallway
Where it’s said
Lost opportunities flourish.
My life was a succession
Of lost opportunities,
Reader of Catullus in Latin
I barely had the courage to pronounce
Sine qua non or Ad hoc
In the bitterest hour
Of my life. South American
In Gothic hospitals, what can I do
But remember the nice things
That once happened to me?
Childhood trips, the elegance
Of parents and grandparents, the generosity
Of my lost youth and with it
The lost youth of so many
Compatriots
Are now balm for my pain,
Are now the bloodless joke
Unleashed in these solitudes
That those Goths just don’t get
Or understand a different way.
I, too, was elegant and generous:
I learned to appreciate storms,
Cries of love in cabins
And the widows’ weeping,
But experience is a hoax.
In the hospital I’m accompanied only by
My deliberate immaturity
And splendors glimpsed on another planet
Or in another life.
The parade of monsters
In which “El Chorito”
Has a leading role.
South American in no man’s
Land, I’m getting ready
To slip into the lake
Still as my eye
Where the adventures of
Pedro Javier Lastarria are refracted
From the incident ray
To the angle of incidence,
From sine of the angle
Of refraction
To the so-called constant
Index of refraction.
In brief: the bad things
Turned to good,
Blunders
Into glorious apparitions,
Memory of failure
Turned into the memory
Of courage. A dream,
Maybe, but
A dream I’ve conquered
With a steady hand.
I hope no one has to follow my example
But that they might know
That they are Lastarria’s muscles
Opening this passage.
It’s Lastarria’s cortex,
The clashing of
Lastarria’s teeth, that light up
This black night of the soul,
Reduced, for my enjoyment
And reflection, to this corner
Of a shadowy room,
Like a feverish stone,
Like a desert detained
In my word.
South American in the land
Of shadows,
I who always was
A gentleman,
Am getting ready to attend
My own farewell flight.
ERNESTO CARDENAL Y YO
Iba caminando, sudado y con el pelo pegado
en la cara
y entonces vi a Ernesto Cardenal que venía
en dirección contraria
y a modo de saludo le dije:
Padre, en el Reino de los Cielos
que es el comunismo
¿tienen un sitio los homosexuales?
Sí, dijo él.
¿Y los masturbadores impenitentes?
¿Los esclavos del sexo?
¿Los bromistas del sexo?
¿Los sadomasoquistas, las putas, los fanáticos
de los edemas,
los que ya no pueden más, los que de verdad
ya no pueden más?
Y Cardenal dijo sí.
Y yo levanté la vista
y las nubes parecían
sonrisas de gatos levemente rosadas
y los árboles que pespunteaban la colina
(la colina que hemos de subir)
agitaban las ramas.
Los árboles salvajes, como diciendo
algún día, más temprano que tarde, has de venir
a mis brazos gomosos, a mis brazos sarmentosos,
a mis brazos fríos. Una frialdad vegetal
que te erizará los pelos.
ERNESTO CARDENAL AND I
I was out walking, sweaty and with hair plastered
to my face
and then I saw Ernesto Cardenal approaching
from the opposite direction
and by way of greeting I said:
Father, in the Kingdom of Heaven
that is communism,
is there a place for homosexuals?
Yes, he said.
And for impenitent masturbators?
For sex slaves?
For sex fools?
For sadomasochists, for whores, for those obsessed
with enemas,
for those who can’t take it anymore, those who really truly
can’t take it anymore?
And Cardenal said yes.
And I raised my eyes
and the clouds looked like
the pale pink smiles of cats
and the trees cross-stitched on the hill
(the hill we’ve got to climb)
shook their branches.
Savage trees, as if saying
some day, sooner rather than later, you’ll have to come
into my rubbery arms, into my scraggly arms,
into my cold arms. A botanical frigidity
that’ll stand your hair on end.
LOS PERROS ROMÁNTICOS
En aquel tiempo yo tenía 20 años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
/>
lo demás no importaba.
Ni trabajar, ni rezar,
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.
THE ROMANTIC DOGS
Back then, I’d reached the age of 20
and I was crazy.
I’d lost a country
but won a dream.
As long as I had that dream
nothing else mattered.
Not working, not praying,
not studying in morning light
alongside the romantic dogs.
And the dream lived in the void of my spirit.
A wooden bedroom,
cloaked in half-light,
deep in the lungs of the tropics.
And sometimes I’d retreat inside myself
and visit the dream: a statue eternalized
in liquid thoughts,
a white worm writhing
in love.
A runaway love.
A dream within another dream.
And the nightmare telling me: you will grow up.
You’ll leave behind the images of pain and of the labyrinth
and you’ll forget.
But back then, growing up would have been a crime.
I’m here, I said, with the romantic dogs
and here I’m going to stay.
LA GRAN FOSA
Pasamos a las tres de la mañana
por la Gran Fosa
y nuestro barco que antaño siempre crujía
se replegó instantáneamente
en un silencio oscuro
medroso
mientras flotábamos sobre miles y miles de metros o espantos
Eso fue todo, tal como lo viví lo cuento
la Gran Fosa
la oscuridad de las tres de la mañana
envolviendo el barco profusamente engalanado
con guirnaldas de luz y reflectores
los marinos y los pasajeros
unidos
por la juventud y por el miedo
por el frío
todos en la misma carraca que flotaba
arriba o abajo de la realidad
una realidad, ¿cómo te diría?
ajena a nuestros conocimientos, a nuestros libros
a nuestra historia
una realidad que me hizo recordar
la pasión final, el misterio de un poeta surrealista
un poeta menor
en la antología de Aldo Pellegrini, ¿sabes
a quién me refiero?
No importa
Aunque he olvidado su nombre jamás olvidaré
su última aventura
Breton y sus amigos llegaron a Marsella o a Tolón
en el 40 o en el 41
buscando una manera de escapar hacia los Estados Unidos
Entre ellos, con sus maletas, él, Pellegrini publica su foto
una cara vulgar
un tipo más bien gordo
con ojos de funcionario y no de surrealista
aunque ahora todos los surrealistas, todos los poetas
tienen ojos de funcionarios
en el 41 no era así
aún vivían Desnos, Artaud, Char
Tzara, Péret, Éluard
pero nuestro poeta era un poeta menor
y los poetas menores sufren como animales de laboratorio
y tienen los ojos secos y malignos
de los funcionarios
Abreviando: algunos, como Breton, consiguieron el visado
y un pasaje en barco y pudieron dejar atrás
la Francia de Vichy, otros
como Tzara, no pudieron salir
En medio de ellos, como una alfombra
el poeta innombrado
Preparados sus bártulos para entrar en el destino oscuro
tangencialmente distinto
al destino de Tzara y de Breton: simplemente
se perdió
salió de su hotel, vagabundeó por las calles del puerto
bebió y observó el fluir de la gente
y después se esfumó
¿se lo tragó la noche?
¿se suicidó?, ¿lo mataron?
lo único cierto es que su cadáver jamás apareció
Supongamos que una corriente submarina lo fue a buscar
al club de yates de Marsella
y lo arrastró lejos de sus maletas, de sus libros surrealistas
a las profundidades verdaderas
fuera del Mediterráneo
más allá de las luces de Tánger
en medio del Atlántico
bajo toneladas y toneladas de agua
allí donde sólo viven los peces ciegos
los peces sin colores
en una región donde no existen los colores
sólo oscuridad
y vida extraña y densa
como su desaparición sin una carta de despedida
sin un cuerpo
hechos que despiertan la curiosidad de Pellegrini
lector de novelas policiacas y surrealista latinoamericano
mas no la de Breton
ocupado en el apocalipsis
literario
Un poeta menor cuya muerte es similar a la muerte
de Empédocles
o a un rapto llevado a cabo por extraterrestres
Supongamos que precisamente fue aquello lo que él
quiso fingir o representar
Pero las aguas malolientes del puerto de Marsella
no son un volcán
y tarde o temprano su cuerpo
aunque bien atado a una piedra de 20 kilos
hubiera sido hallado
En el 40 o 41, pese a las apariencias
no existía aún el crimen perfecto
Y ésa es la historia, la misteriosa desaparición
de un poeta menor
(¿se llamaba Gui?, ¿Gui Rosey?)
del parnaso surrealista
Un poeta arrastrado por las corrientes desconocidas del mar
hacia la Gran Fosa
la misma que detuvo nuestra carraca y nuestros
jóvenes corazones, el hoyo
que se alimenta de pobres poetas en retirada
y de pensamientos puros, el hoyo
que devora surrealistas belgas y checos
ingleses, daneses, holandeses
españoles y franceses, sin tomarse
una pausa, inocentemente
Posdata: Finalmente pudimos alejarnos de aquellas aguas, mas no de aquella noche al parecer interminable. Días más tarde, un amanecer, tuve la revelación: el barco y la Fosa estaban unidos por una línea perpendicular y jamás se separarían.
THE GREAT PIT
At three a.m. we passed
through the Great Pit
and our boat which had always been creaky
withdrew instantly
into a dark fainthearted
silence
while we floated atop thousands and thousands of fathoms or horrors
That was all, I tell it as I lived it
the Great Pit
the darkness of three a.m.
enveloping the boat decked out profusely
in paper lanterns and floodlights
sailors and
passengers
united
by youth and by fear
by the cold
all in the same hulk floating
above or below reality
a reality, how should I put it?
oblivious to our knowledge, our books
our history
a reality that called to mind
the final passion, the mystery of a surrealist poet
a minor poet
in Aldo Pellegrini’s anthology, know
who I mean?
It doesn’t matter
Though I’ve forgotten his name I’ll never forget
his last adventure
Breton and his friends arrived at Marseille or Toulon
in ’40 or ’41
seeking a way to escape to the United States
He’s there, with them and their suitcases, Pellegrini publishes his photo
a common face
a rather portly guy
with a desk clerk’s eyes, not a surrealist’s
though now all the surrealists, all the poets
have the eyes of desk clerks
in ’41 that wasn’t the case
Desnos, Artaud, Char
Tzara, Péret, Éluard were still alive
but our poet was a minor poet
and minor poets suffer like lab animals
and have the dry and evil eyes
of desk clerks
In short: some of them, like Breton, acquired the visa
and a boat ticket and were able to leave behind
Vichy France, others
like Tzara, couldn’t go
Like a carpet in their midst
the unnamed poet
Bags packed to enter a dark destiny
obliquely different
from Tzara’s destiny and Breton’s: to put it simply
he disappeared
he left his hotel, wandered around the streets of the port
drank and watched the flow of people
and then he vanished
did the night swallow him?
did he commit suicide? did they kill him?
the only thing certain is his body never turned up
Let’s suppose an underwater current grabbed him
at the Marseille Yacht Club
and dragged him far from his bags, his surrealist books
to the true depths
outside the Mediterranean
beyond the lights of Tangier
in the middle of the Atlantic
under tons and tons of water
where the only living things are blind fish
colorless fish
in a place where colors don’t exist
only darkness
and life peculiar and impenetrable
as his disappearance without a note goodbye
without a body
facts that arouse the curiosity of Pellegrini
reader of crime novels and Latin American surrealist
but not that of Breton
who is occupied by
the literary apocalypse
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