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The Poems of Octavio Paz

Page 17

by Octavio Paz


  scarlet queen

  (and girl with purple stockings

  running disheveled through the woods)

  Salamander, you are

  silent, the

  black consoler of sulfur tears

  (One wet summer I heard

  the vibration of your

  cylindrical tail

  between loose tiles of a

  dead-calm moonlit patio)

  Caucasian salamander

  in the rock’s

  cindery shoulder appears

  and disappears

  a brief black tongue

  flecked with saffron

  Black and brilliant creature

  the moss

  quivers

  you devour

  insects

  diminutive herald of the rainshower

  familiar spirit of the lightning

  (Internal fecundation

  oviparous reproduction

  the young live in the water

  once adult they swim sluggishly)

  Salamander

  Hanging bridge between eras bridge of cold blood

  axis of movement

  (The changes in the alpine species

  the most slender of all

  take place in the mother’s womb

  Of all the tiny eggs no more than two mature

  and until they hatch

  the embryos are nourished on a broth

  composed of the doughy mass of their aborted

  brother-eggs)

  The Spanish Salamander

  black and red mountaineer

  The sun nailed to the sky’s center does not throb

  does not breathe

  life does not commence without blood

  without the embers of sacrifice

  the wheel of days does not revolve

  Xólotl refuses to consume himself

  he hid himself in the corn but they found him

  he hid himself in the maguey but they found him

  he fell into the water and became the fish axólotl

  the Double-Being “and then they killed him”

  Movement began, the world was set in motion

  the procession of dates and names

  Xólotl the dog, guide to Hell

  he who dug up the bones of the fathers

  he who cooked the bones in a pot

  he who lit the fire of the years

  the maker of men

  Xólotl the penitent

  the burst eye that weeps for us

  Xólotl

  larva of the butterfly

  double of the Star

  sea shell

  other face of the Lord of Dawn

  Xólotl the axólotl

  Salamander

  solar arrow

  lamp of the moon

  column of noonday

  name of woman

  scales of night

  (The infinite weight of light

  a half-drachm on your eyelashes)

  Salamander

  back flame

  sunflower

  you yourself the sun

  the moon

  turning forever around you

  pomegranate that bursts itself open each night

  fixed star on the brow of the sky

  and beat of the sea and the stilled light

  open mind above the to-and-fro of the sea

  The star-lizard, salamandria

  saurian scarcely eight centimeters long

  lives in crevices and is the color of dust

  Salamander of earth and water

  green stone in the mouth of the dead

  stone of incarnation

  stone of fire

  sweat of the earth

  salt flaming and scorching

  salt of destruction and

  mask of lime that consumes the face

  Salamander of air and fire

  wasp’s nest of suns

  red word of beginning

  The salamander

  a lizard

  her tongue ends in a dart

  her tail ends in a dart

  She is unhissableShe is unsayable

  she rests upon hot coals

  queens it over firebrands

  If she carves herself in the flame

  she burns her monument

  Fire is her passion, her patience

  Salamander Salamate

  [DL]

  * * * *

  Madrugada

  Rápidas manos frías

  retiran una a una

  las vendas de la sombra

  Abro los ojos todavía

  estoy vivo en el centro

  de una herida todavía fresca

  Aquí

  Mis pasos en esta calle

  resuenan en otra calle

  donde oigo mis pasos

  pasar en esta calle

  donde

  Sólo es real la niebla

  Disparo

  A Lasse Söderberg

  Salta la palabra

  adelante del pensamiento

  adelante del sonido

  la palabra salta como un caballo

  adelante del viento

  como un novillo de azufre

  adelante de la noche

  se pierde por las calles de mi cráneo

  en todas partes las huellas de la fiera

  en la cara del árbol el tatuaje escarlata

  en la frente del torreón el tatuaje de hielo

  en el sexo de la iglesia el tatuaje eléctrico

  sus uñas en tu cuello

  sus patas en tu vientre

  la señal violeta

  el tornasol que gira hasta el blanco

  hasta el grito hasta el basta

  el girasol que gira como un ay desollado

  la firma del sin nombre a lo largo de tu piel

  en todas partes el grito que ciega

  la oleada negra que cubre el pensamiento

  la campana furiosa que tañe en mi frente

  la campana de sangre en mi pecho

  la imagen que ríe en lo alto de la torre

  la palabra que revienta las palabras

  la imagen que incendia todos los puentes

  la desaparecida en mitad del abrazo

  la vagabunda que asesina a los niños

  la idiota la mentirosa la incestuosa

  la corza perseguida

  la mendiga profética

  la muchacha que en mitad de la vida

  me despierta y me dice acuérdate

  Peatón

  Iba entre el gentío

  por el bulevar Sebastó,

  pensando en sus cosas.

  El rojo lo detuvo.

  Miró hacia arriba: sobre

  las grises azoteas, plateado

  entre los pardos pájaros,

  un pescado volaba.

  Cambió el semáforo hacia el verde.

  Se preguntó al cruzar la calle

  en qué estaba pensando.

  Pausa

  A la memoria de Pierre Reverdy

  Llegan

  unos cuantos pájaros

  y una idea negra.

  Rumor de árboles,

  rumor de trenes y motores,

  ¿va o viene este instante?

  El silencio del sol

  traspasa risas y gemidos,

  hunde su pica

  hasta el grito de piedra de las piedras.

  Sol-corazón, piedra que late,

  piedra de sangre que se vuelve fruto:

  las heridas se abre
n y no duelen,

  mi vida fluye parecida a la vida.

  Certeza

  Si es real la luz blanca

  de esta lámpara, real

  la mano que escribe, ¿son reales

  los ojos que miran lo escrito?

  De una palabra a la otra

  lo que digo se desvanece.

  Yo sé que estoy vivo

  entre dos paréntesis.

  Paisaje

  Peña y precipicio,

  más tiempo que piedra,

  materia sin tiempo.

  Por sus cicatrices

  sin moverse cae

  perpetua agua virgen.

  Reposa lo inmenso

  piedra sobre piedra,

  piedras sobre aire.

  Se despliega el mundo

  tal cual es, inmóvil

  sol en el abismo.

  Balanza del vértigo:

  las rocas no pesan

  más que nuestras sombras.

  Identidad

  En el patio un pájaro pía,

  como el centavo en su alcancía.

  Un poco de aire su plumaje

  se desvanece en un viraje.

  Tal vez no hay pájaro ni soy

  ese del patio en donde estoy.

  Andando por la luz

  Adelantas la pierna

  izquierda el día

  se detiene sonríe

  y se echa a andar ligero

  bajo el sol detenido

  Adelantas la pierna

  derecha el sol

  camina más ligero

  a lo largo del día

  varado entre los árboles

  Caminas altos senos

  andan los árboles

  te sigue el sol el día

  sale a tu encuentro el cielo

  inventa nubes súbitas

  El mismo tiempo

  No es el viento

  no son los pasos sonámbulos del río

  entre las casas petrificadas y los árboles

  a lo largo de la noche rojiza

  no es la sombra subiendo las escaleras

  Todo está quieto reposa el mundo natural

  Es la ciudad en torno de su sombra

  buscando siempre buscándose

  perdida en su propia inmensidad

  sin alcanzarse nunca ni poder salir de sí misma

  Cierro los ojos y veo pasar los autos

  se encienden y apagan y encienden

  se apagan no sé adónde van

  Todos vamos a morir ¿sabemos algo más?

  En una banca un viejo habla solo

  ¿Con quién hablamos al hablar a solas?

  Olvidó su pasado no tocará el futuro

  No sabe quién es

  está vivo en mitad de la noche habla para oírse

  Junto a la verja se abraza una pareja

  ella ríe y pregunta algo

  su pregunta sube y se abre en lo alto

  A esta hora el cielo no tiene una sola arruga

  caen tres hojas de un árbol

  alguien silba en la esquina

  en la casa de enfrente se enciende una ventana

  ¡Qué extraño es saberse vivo!

  Caminar entre la gente

  con el secreto a voces de estar vivo

  Madrugadas sin nadie en el Zócalo

  sólo nuestro delirio y los tranvías

  Tacuba Tacubaya Xochimilco San Ángel Coyoacán

  en la plaza más grande que la noche

  encendidos listos para llevarnos

  en la vastedad de la hora al fin del mundo

  Rayas negras

  las pértigas enhiestas de los troles contra el cielo de piedra

  y su moña de chispas su lengüeta de fuego

  brasa que perfora la noche pájaro

  volando silbando volando

  entre la sombra enmarañada de los fresnos

  desde San Pedro hasta Mixcoac en doble fila

  Bóveda verdinegra masa de húmedo silencio

  sobre nuestras cabezas en llamas

  mientras hablábamos a gritos

  en los tranvías rezagados

  atravesando los suburbios

  con un fragor de torres desgajadas

  Si estoy vivo camino todavía

  por esas mismas calles empedradas

  charcos lodos de junio a septiembre

  zaguanes tapias altas huertas dormidas

  en vela sólo blanco morado blanco

  el olor de las flores impalpables racimos

  En la tiniebla un farol casi vivo

  contra la pared yerta Un perro ladra

  preguntas a la noche No es nadie

  el viento ha entrado en la arboleda

  Nubes nubes gestación y ruina y más nubes

  templos caídos nuevas dinastías

  escollos y desastres en el cielo Mar de arriba

  nubes del altiplano ¿dónde está el otro mar?

  Maestras de los ojos nubes

  arquitectos de silencio

  Y de pronto sin más porque sí

  llegaba la palabra alabastro

  esbelta transparencia no llamada

  Dijiste haré música con ella

  castillos de sílabas No hiciste nada

  Alabastro sin flor ni aroma

  tallo sin sangre ni savia

  blancura cortada garganta sólo garganta

  canto sin pies ni cabeza

  Hoy estoy vivo y sin nostalgia

  la noche fluye la ciudad fluye

  yo escribo sobre la página que fluye

  transcurro con las palabras que transcurren

  Conmigo no empezó el mundo

  no ha de acabar conmigo Soy

  un latido en el río de latidos

  Hace veinte años me dijo Vasconcelos

  «Dedíquese a la filosofía

  Vida no da defiende de la muerte»

  Y Ortega y Gasset en un bar sobre el Ródano

  «Aprenda el alemán

  y póngase a pensar olvide lo demás»

  Yo no escribo para matar al tiempo

  ni para revivirlo

  escribo para que me viva y reviva

  Hoy en la tarde desde un puente

  vi al sol entrar en las aguas del río

  Todo estaba en llamas

  ardían las estatuas las casas los pórticos

  En los jardines racimos femeninos

  lingotes de luz líquida

  frescura de vasijas solares

  Un follaje de chispas la alameda

  el agua horizontal inmóvil

  bajo los cielos y los mundos incendiados

  Cada gota de agua un ojo fijo

  el peso de la enorme hermosura

  sobre cada pupila abierta

  Realidad suspendida en el tallo del tiempo

  la belleza no pesa Reflejo sosegado

  tiempo y belleza son lo mismo luz y agua

  Mirada que sostiene a la hermosura

  tiempo que se embelesa en la mirada

  mundo sin peso si el hombre pesa

  ¿no basta la hermosura?No sé nada

  Sé lo que sobra no lo que basta

  La ignorancia es ardua como la belleza

  un día sabré menos y abriré los ojos

  Tal vez no pasa el tiempo

  pasan imágenes de tiempo

  si no vuelven las horas vuelven las presencias

  En esta vida hay otra vida

  la higuera aquella volverá esta noche

  esta noche regresan otras noches

  Mientras escribo oigo pasar el río

  no éste aquel que es é
ste

  Vaivén de momentos y visiones

  el mirlo está sobre la piedra gris

  en un claro de marzo negro

  centro de claridades

  No lo maravilloso presentido lo presente sentido

  la presencia sin más nada más pleno colmado

  No es la memoria nada pensado ni querido

  No son las mismas horas otras

  son otras siempre y son la misma

  entran y nos expulsan de nosotros

  con nuestros ojos ven lo que no ven los ojos

  Dentro del tiempo hay otro tiempo

  quieto sin horas ni peso ni sombra

  sin pasado o futuro sólo vivo

  como el viejo del banco

  unimismado idéntico perpetuo

  Nunca lo vemos Es la transparencia

  Cosante

  Con la lengua cortada

  y los ojos abiertos

  el ruiseñor en la muralla

  Ojos de pena acumulada

  y plumaje de sangre

  el ruiseñor en la muralla

  Plumas de sangre y breve llamarada

  agua recién nacida en la garganta

  el ruiseñor en la muralla

  Agua que corre enamorada

  agua con alas

  el ruiseñor en la muralla

  Entre las piedras negras la voz blanca

  del agua enamorada

  el ruiseñor en la muralla

  Con la lengua cortada canta

  sangre sobre la piedra

  el ruiseñor en la muralla

  Movimiento

  Si tú eres la yegua de ámbar

  yo soy el camino de sangre

  Si tú eres la primer nevada

  yo soy el que enciende el brasero del alba

  Si tú eres la torre de la noche

  yo soy el clavo ardiendo en tu frente

  Si tú eres la marea matutina

  yo soy el grito del primer pájaro

  Si tú eres la cesta de naranjas

  yo soy el cuchillo de sol

  Si tú eres el altar de piedra

  yo soy la mano sacrílega

  Si tu eres la tierra acostada

  yo soy la caña verde

  Si tú eres el salto del viento

  yo soy el fuego enterrado

  Si tú eres la boca del agua

  yo soy la boca del musgo

  Si tú eres el bosque de las nubes

  yo soy el hacha que las parte

  Si tú eres la ciudad profanada

  yo soy la lluvia de consagración

  Si tú eres la montaña amarilla

  yo soy los brazos rojos del liquen

  Si tú eres el sol que se levanta

 

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