Taking the Arrow Out of the Heart

Home > Fiction > Taking the Arrow Out of the Heart > Page 12
Taking the Arrow Out of the Heart Page 12

by Alice Walker


  de besar

  ¡de decir te amo!

  a cada hoja, flor

  insecto

  o hechicero

  que atrapa tu

  imaginación y/o tu corazón.

  Nunca dejes pasar

  una oportunidad

  de besar:

  ese dulce, vano

  pero delicioso

  intento

  de tocar y

  experimentar

  la

  más secreta

  Conciencia

  de un Ser

  que podrías

  jamás conocer.

  * Ndaaba, My Children (Ndaaba, mis hijos), de Credo Mutwa

  Never Pass Up an Opportunity to Kiss

  Especially for our daughters and their families in Nigeria

  Never pass up

  an opportunity

  to kiss:

  the world has ended

  & begun again

  many times

  before;

  if we are to believe

  the African Bible*

  transcribed for

  our frightened era

  by Credo Mutwa.

  Three deep bows.

  Yes, never pass up

  an opportunity

  to kiss—

  to say I love you!

  to every leaf, flower

  bug

  or warlock

  that catches your

  fancy and/or your heart.

  Never pass up

  an opportunity

  to kiss:

  that sweet futile

  but delectable

  attempt

  to touch &

  to experience

  the

  most secret

  Consciousness

  of a Being

  you may never

  know.

  * Ndaaba, My Children, by Credo Mutwa

  La edad de hierro, la edad del dolor

  para Yusuf

  ¿Adónde vamos cuando morimos?

  preguntó la niñita.

  Y El Anciano que vive

  dentro de cada niño le contestó:

  Vas al mismo sitio adonde vas

  cada noche cuando duermes.

  Y por tanto los padres de James

  el hombre degollado

  cuyo rostro era valiente y apacible y amable

  dicen verdad al decir que está con Dios

  si por tal entienden

  el lugar donde Todo lo que Es

  reside.

  Acto IV La Edad de Hierro

  El cuarto acto muestra el escenario del mundo en absoluta oscuridad, ilusión y desespero. Ha habido una decadencia extrema en los valores morales, éticos y espirituales. Los seres humanos han sido encadenados a las columnas de prácticas y hábitos inmorales. El dolor y la intranquilidad generalizados se han vuelto la norma de la existencia humana. El mundo está dividido en numerosos grupos, muchos de los cuales se enfrentan en fuertes juegos de poder condicionados por el interés propio y la conveniencia. La familia humana se halla en un punto de ruptura. Mientras transcurre la noche, la población incrementa exponencialmente hasta que los recursos del planeta alcanzan sus límites.

  —El Brahma Kumaris

  The Iron Age, the Age of Sorrow

  for Yusuf

  Where do we go when we die?

  the little child asked.

  And the Ancient One who lives

  within all little children said to her:

  You go to the very same place you go to

  each night when you fall asleep.

  And therefore the parents of James

  the beheaded one

  whose face was brave and gentle and kind

  are right to say he is with God

  if by that they mean

  the place where All That Is

  resides.

  Act IV The Iron Age

  Act Four finds the stage of the world in total darkness, illusion and despair. There has been an extreme decline in moral, ethical and spiritual values. Human beings are chained to the pillars of immoral practices and habits. Widespread sorrow and unrest have become the norm of human experience. The world is divided into many groups, many of which are pitted against each other in games of power conditioned by self-interest and expediency. The human family is at a breaking point. As the night wears on, the population explodes exponentially until the planet’s resources reach their limits.

  —The Brahma Kumaris

  Cuando un poeta muere

  para Samih al-Qasim

  Mientras un poeta muere

  todos los árboles marchitan sus ramas

  no las dejan caer

  pero las cuelgan como mangas vacías:

  el sol se ve, si acaso, a través de una niebla

  que él se fabricara

  con las saladas aguas

  que el mar arroja.

  Pero cuando un poeta muere

  hay alegría en todo el cielo

  y en la tierra

  y los árboles crujen alto

  y los soles brillan ferozmente

  y los océanos rugen.

  Eso es porque el poeta

  está viajando

  por fin de regreso

  a la fuente del Sonido

  donde todas las cosas viven por siempre;

  el cuerpo dejado atrás

  ni tan siquiera es una memoria

  para las Divinidades

  que por tanto tiempo

  y casi siempre inadvertidas

  han compartido

  la brillante senda.

  When a Poet Dies

  for Samih al-Qasim

  While a poet is dying

  all the trees droop their branches

  not drop them

  but let them hang like empty sleeves:

  the sun is seen, if at all, through a mist

  it made itself

  from the salty water

  the ocean sprays.

  But when a poet dies

  there is happiness in all the heavens

  and in earth

  and trees rustle loudly

  and suns shine fiercely

  and oceans roar.

  That is because the poet

  is journeying

  at last returning

  to the source of Sound

  where all things forever live; the body

  left behind not even a memory

  to Divinities

  that for so long

  and mostly unnoticed

  have shared

  the bright path.

  El lenguaje de las bombas

  Muy querido Zainab,

  cada vez que mi país bombardea el tuyo,

  pienso en ti.

  Quiere decir que con frecuencia estás en mi mente.

  Pienso a menudo en los que bombardean

  y en lo poco que pueden ver

  de lo que está debajo de ellos.

  Muchos que regresaron

  de anteriores “misiones”

  dijeron que solo después,

  cuando volvieron

  y vieron el lugar

  que bombardearon

  fue que se percataron

  de que los iraquíes sembraban

  cereal

  que cubrían millas

  del “desierto”

  de brillante verde.

  Pienso en lo mucho que te gusta el verde. Y en cómo, cuando me visitas,

  me aseguro de que la ventana de tu cuarto no tenga otra vista que esa.

  Es nuestra ignorancia, Zainab,

  la que nos está matando también

  al igual que a tus familiares

  y amigos.

  A nuestros hijos adolescentes

  y nietos

  en especial:

  abatidos y dejados

  como animales arrollados

  en medio de la calle.

  ¿Qué podemos decir

  de la locura que

  se ha apoderado de nuestro mu
ndo?

  Los Codiciosos tan salvajemente

  mostrando su hambre. Tan aterrados

  que morirán de

  viejos

  sin haber sentido en verdad

  —más allá del hambre infinita—

  la menor satisfacción.

  Si tan solo hubieran admitido

  conocer mejor

  su miedo

  lo suficiente para involucrarse,

  mirándose a los ojos, directamente,

  con el temido “Otro”.

  Si tan solo hubieran aprendido

  a sentarse con la gente

  a quien intentaban robar

  y notar, con piedad, la fácilmente

  combustible pobreza

  de sus ropas.

  Y no hablarles a ellos ahora

  en el lenguaje del ostentoso

  aunque fatalmente hombre vacío

  el lenguaje de las bombas.

  The Language of Bombs

  Dearest Zainab,

  whenever my country bombs your country,

  I think of you.

  Which means you are frequently on my mind.

  I often think of the bombers

  and how little they can see

  of what is below them.

  Many who returned

  from earlier “missions”

  said it was only later,

  when they went back

  and saw the ground

  they bombed

  that they realized

  Iraqis planted

  cereal grains

  that covered miles

  of “desert”

  in brilliant green.

  I think of how much you like green. And how, when you visit me

  I make sure a window from your room looks out into nothing else.

  It is our ignorance, Zainab,

  that is killing us too

  as well as your relatives

  and friends.

  Our teenage sons

  and grandsons

  especially:

  shot down and left

  like roadkill

  in the street.

  What can we say

  of the madness that

  has gripped our world?

  The Greedy so savagely

  exhibiting their starvation. So fearful

  they will die of old

  age

  without having truly felt

  —beyond bottomless hunger—

  any fullness at all.

  If only they could have let themselves

  become acquainted

  with their fear

  enough to engage,

  eye to eye, directly,

  with the dreaded “Other.”

  If only they could have learned

  to sit with the people

  they intended to rob

  and to notice, with compassion, the easily

  ignitable thinness

  of their clothes.

  And not now speak to them

  in the language of the inflated

  though fatally empty man

  the language of bombs.

  Hablándole a Hamás

  Huda Naim, democráticamente

  electo dirigente,

  no sé cómo les va a ti

  y a tus hijos

  pero cada día pienso en ti.

  ¿Sabías que antes de salir de los Estados Unidos

  los voceros de nuestro gobierno

  nos advirtieron: no deben hablar con nadie

  de Hamás

  como si fuéramos niños pequeños

  a quienes debe alertarse

  de no hablar con extraños?

  Sin embargo,

  en el momento en que oímos:

  alguien de Hamás está aquí

  para hablar con nosotros

  cada una de las mujeres

  se apresuró a ver quién era.

  Tuve que reírme, éramos tan típicas

  en ese sentido. Una de las razones por las que he disfrutado

  tanto

  de ser quien soy. Curiosa. Una mujer. Olvidadiza de consejos.

  E imagina nuestra sorpresa,

  nuestro placer,

  cuando el temible “terrorista” contra el que nos

  habían alertado —que imaginábamos en uniforme de batalla

  y cargando al hombro un largo y negro

  lanzacohetes—

  resultó que eras tú:

  digno, sonriente, tus ojos mirando

  directamente a los nuestros.

  ¿Y de qué hablamos? Principalmente

  de nuestros hijos. Tus cinco. Nuestros dos o tres

  o uno. De cómo queríamos, todos, un mundo cuerdo

  para ellos.

  Ay, Huda Naim, cuánto espero que un día

  conozcas

  a nuestra hermana israelí, Nurit, y a nuestro hermano

  Miko. Sé que te agradarán como a mí.

  Y los jóvenes que rechazan unirse

  al ejército de ocupación

  y que en vez van

  a la cárcel

  y los viejos, como Uri, que de algún modo

  resisten.

  Hay tanta gente noble

  en tu tierra torturada.

  Y me pregunto si conoces

  a Natalya,

  la poeta que estuvo con nosotros

  después

  en Ramallah.

  Nuestra Natalia que le escribe poemas al mundo y me envía emails

  mientras las bombas caen alrededor de su

  refugio: “Alice, no puedo respirar. Nuestros corazones

  se han detenido”.

  Me siento y me estrujo las manos,

  al fin bastante vieja y bastante triste

  y bastante patética en mi impotencia

  para hacer esto.

  Huda Naim, ruego que tú y tus hijos

  toda tu familia

  todos tus mundos

  estén a salvo.

  ¿Mas cómo puede ser

  con las bombas israelíes

  y ahora los rifles de asalto

  y los tanques

  arrasando

  tus barrios?

  Lloraría

  pero las lágrimas parecen haberse agotado

  por el terror y el amor

  que siento por ti.

  El mundo ha despertado al fin

  a tu verdadero rostro, Huda Naim.

  El mundo se ha

  levantado. Aunque está tan

  habituado a dormir.

  El mundo entero está de pie, gritando su rudo despertar

  por las calles.

  Ese es el beneficio

  que veo, hasta ahora,

  de la mundialmente presenciada

  gran venta de liquidación

  del dolor de

  tu pueblo.

  Aun así, he visto al mundo despertar

  antes. Cuando ha despertado antes

  se ha movido.

  Talking to Hamas

  Huda Naim, democratically

  elected official,

  I do not know how it goes with you

  and your children

  but every day I am thinking of you.

  Did you know that before we left the US

  our government spokespeople

  told us: you mustn’t speak to anyone

  from Hamas

  as if we were little children

  who must be warned

  not to speak to strangers.

  However,

  the moment we heard:

  someone from Hamas is here

  to talk to us

  every single woman

  rushed to see who it was.

  I had to laugh, we were so typical

  in that way. One of the reasons I have enjoyed

  so much

  being what I am. Curious. A woman. Forgetful of advice.

  And imagine our surprise

  our delight,

  when the dreaded “terrorist” we w
ere warned

  against—that we envisioned in battle fatigues

  and shouldering a long black

  rocket launcher—

  turned out to be you:

  portly, smiling, your eyes looking

  directly into ours.

  And what did we talk about: mostly

  our children. Your five. Our twos and threes.

  Or one. How we wanted, all of us, a sane world

  for them.

  Ah, Huda Naim, how I hope one day

  that you will meet

  our Israeli sister, Nurit, and our brother,

  Miko. I know you will like them, as I do.

  And the young ones refusing to join

  the occupation army

  but going instead

  to jail

  and the old ones, like Uri, somehow

  holding on.

  There are so many good people

  in your tortured land.

  And I wonder if you know

  Natalya,

  the poet who was with us

  later

  in Ramallah.

  Our Natalya who writes poems to the world and emails to me

  as the bombs fall around her sheltering

  place: “Alice, I cannot breathe. Our hearts

  have stopped.”

  I sit, and wring my hands,

  at last old enough and sad enough,

  and pathetic enough in my impotence

  to do this.

  Huda Naim, I pray you and your children

  your whole family

  all your worlds

  are safe.

  Yet how can it be

  with Israeli bombs

  and now assault rifles

  and tanks

  demolishing

  your neighborhoods?

  I would weep

  but tears seem dried out

  by the terror and love

  I feel for you.

  The world has awakened at last

  to your true face, Huda Naim.

  The world has woken

  up. Though it is so used

  to being asleep.

  The whole world is standing, shouting its rude awakening

  in the street.

  That is the profit

  I see, so far,

  from the globally witnessed

  fire sale

  of your people’s

  pain.

  Still, I have seen the world wake up

  before. When it has woken up before

  it has moved.

  No te rindas (hermoso niño, otro yo)

  Lo que fingirán desconocer

  cuando estés herido

  es lo terrible que te sientes ahora.

  Es muy difícil imaginarse viviendo

  sin una parte

  de tu ser.

  Cada brazo o pierna

  u ojo

  o pie

  que funcione

  no importa de quién sea

  despertará tu envidia.

  Te odiarás

 

‹ Prev