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Psicomagia

Page 23

by Alejandro Jodorowsky


  Yo no me consuelo de la muerte de uno de mis hijos, han pasado ya muchos años y me sigue doliendo. Pero tengo una vida feliz junto a ese recuerdo, aunque no exista el consuelo. He tenido la fuerza de crear, junto al desconsuelo, otros amores, otras obras, otras satisfacciones. Se puede vivir junto a las heridas.

  ¿Qué papel desempeñan en nuestra vida los amigos y otros compañeros de viaje?

  Yo tuve dos amigos en la infancia que fui reproduciendo a lo largo de mi vida, a través de otras personas y circunstancias. Los amigos son, en este sentido, como la familia: están siempre ahí. Son un vínculo similar a la pertenencia a una generación, son generacionales. Vamos todos juntos viajando en el mismo avión, somos pasajeros del mismo tren. Son muy importantes porque somos seres gregarios y no hombres lobo. Considero fundamental la amistad y el encuentro con los otros. Para saber que una amistad es enriquecedora hay que saber por qué la cultivamos. La amistad es crear algo juntos.

  ¿La juventud está llena de prejuicios que se van limando con el tiempo?

  Uno no va envejeciendo y dejando caer las etapas, al menos de acuerdo con mi experiencia. El niño siempre queda, el adolescente queda, el joven queda, el adulto queda…A medida que uno va creciendo se va convirtiendo en un grupo de seres y las personalidades se van sumando, porque donde hay continuidad no hay separación.

  A lo largo de la vida no se fijan prejuicios, sino creencias. Yo me acuerdo de que a los 30 años hice una cosa fundamental: cogí un cuaderno y me dije: «Voy a escribir todas las ideas que tengo en la mente. ¿En qué creo?». Y lo escribí, lo hice para sacármelas como piojos de encima. Y luego me dije: estas ideas no son yo; las puedo utilizar y me pueden resultar útiles, pero no son yo.

  El joven a veces cree que lo que piensa es él, como uno a veces piensa que su coche o que sus zapatos son él. Pero las ideas son como las camisas. No son uno mismo. En la juventud uno se puede equivocar, pero a medida que avanza el tiempo las cosas se van disolviendo y va quedando lo importante, el ser esencial.

  Durante la primera juventud aparecen los primeros ídolos musicales o mediáticos. ¿Son necesarios o limitan nuestro desarrollo?

  Son necesarios para algunos. Yo no tenía ídolos pero me hice muy amigo del poeta Nicanor Parra, que era fundamental para nuestro grupo y mayor que nosotros. A veces necesitamos maestros o guías, aunque en mi caso de ciertas actitudes sólo me salvó el arte. Yo era artista y tenía que hacer mi nombre y mi obra, y por tanto no podía entregarme al ciento por ciento a otras personas ni a otras obras. Aun así, busqué maestros y visité a maestros.

  No me refiero sólo a los llamados maestros espirituales sino a los mitos mediáticos, a los que tantos jóvenes quieren parecerse.

  Nunca llegué a eso, afortunadamente. Para cierta gente son necesarios debido a que carecemos de mitologías, y el cerebro funciona con mitología inconsciente. Por eso los actores de Hollywood han sustituido, lamentablemente, a los dioses paganos. Los futbolistas o los cantantes forman parte del mismo fenómeno. Tienen sus roles y en cierto momento pueden servir, pero ni son necesarios ni tenemos obligación de poseerlos.

  ¿Cómo se debe enseñar a entender la vida a un joven o a un hijo?

  Habría que preguntárselo a mi familia. A mi hijo Cristóbal le llevé con 8 años a presenciar una operación de Pachita y le animé a que metiera el dedo en una herida, a que viera cómo se hace un agujero en una cabeza, cómo se cambia un pulmón…A esa misma edad hice que recibiera un masaje de un gurú. Cristóbal se formó con grupos de chamanes, hice todo lo que podía hacer por él, necesitaría todo el libro para contarlo. Eliminé la palabra «padre», para que no existiera ese monolito. Nunca me llamó papá sino «Alejandro». Jamás le impuse una ropa. Y así hice con todos mis hijos. Cuando pasábamos por una tienda de juguetes y temblaban, les decía: «Entrad y comprad lo que queráis…». Solían volver con pequeños juguetes pero, una vez, mi hijo Adán apareció con un caballo de peluche de tamaño natural. Lo miró toda la tienda, pero yo le compré el caballo. Les di una educación muy consciente, muy correcta. Pero siempre se cometen errores, muchos errores. A uno le di tres latigazos y más tarde, cuando cumplió 15 años, hice que me los devolviera. Se había orinado detrás del sofá y, mientras le pegaba, le decía: «Éste es un castigo formal, pero no lo hago con enojo». Nunca me lo perdonó: por eso, en una ceremonia familiar, me devolvió los golpes.

  Puente invisible

  I

  ¿A qué podemos aspirar en esta vida?

  A muchas cosas. Pero sobre todo a vivir largamente. Para eso necesitamos trabajar en lo que nos gusta y, siempre que seamos seres pacíficos, hacer lo que nos gusta. Debemos ser lo que somos y no lo que quieren que seamos. Amar lo que amamos sin obligación, sin nudos neuróticos que no podamos desatar. Desear lo que queramos y crear lo que seamos capaces de hacer.

  Vivir con cierta prosperidad, sin derrochar. Pero una prosperidad para todos, no una prosperidad basada en explotar al otro. Y, por supuesto, hay que lograr ser inmortales, y para eso tenemos que vivir como si fuésemos inmortales, pensando que tenemos mil años por delante para hacer lo que queramos, pero sin olvidarnos de que en diez segundos podemos morir.

  Para muchas escuelas el conocimiento pasa por el placer, la felicidad, lo prohibido; para otras pasa por el ascetismo, el cilicio, la entrega y el sacrificio. ¿Van todas al mismo sitio?

  Todos son caminos para encontrarse a sí mismo. Ahora bien, todos estos senderos hay que hacerlos con la mayor dignidad, porque somos mortales. No somos eternos y nuestro estado actual se va a acabar. La vida nos vence en todo momento. Aunque seamos titanes, somos vencidos. Sabiendo eso, uno puede trabajar más tranquilo, con humildad. Se trata de llegar a la santidad, proponérselo. La felicidad no consiste en tener cosas sino en sentir la alegría de vivir, en recuperarla. Se puede perder en el vientre de la madre, porque podemos ser fetos neuróticos cuando la madre nos quiere eliminar. En estos casos, recuperar la felicidad de la vida resulta algo magnífico que permite nuestra unión con el universo en su totalidad, con el tiempo y con el espacio, con la conciencia en su totalidad. Es un estado de trance eufórico constante dentro de este cuerpo, posible porque somos un pequeño cofre que contiene una inmensidad que, a su vez, está en la más pequeña de nuestras células.

  A ese estado de euforia de vivir, ¿se puede llegar por muchos caminos?

  Sí, pero no de cualquier manera. Yo comencé por el arte. Hice teatro de vanguardia, poesía, escándalo, de todo. Después practiqué la meditación. Horas meditando, tiempo, todo lo contrario de lo que había hecho; pero siempre movido por una constante atención, por un constante deseo de curiosidad y de conocer sin miedo. En eso consiste la audacia. Es el secreto de la vida.

  Más allá de imaginar, de jugar con la mente para no estar presos en esta realidad, ¿el objetivo es cambiarnos, más exactamente curarnos?

  Es que tú hablas de la mente, pero desde que descubrí el tarot yo siempre hablo como mínimo de cuatro centros del ser humano: intelectual, emocional, sexual y corporal. No sólo la mente hace juegos y malabares, el centro emocional, el centro sexual y el corporal también actúan. Hay que conocerse y observar. Por ejemplo: el centro intelectual quiere ser, y llega a ser por el silencio. El centro emocional quiere amar, y llega a amar por la indiferencia. El centro sexual quiere crear, y llega a crear aprendiendo a fracasar. El centro corporal quiere vivir, y llega a vivir aprendiendo a morir.

  Si la vida que nos rodea y el mundo que habitamos son una construcción mental, ¿por qué no podemos salir de ella a voluntad, cuando lo necesitemos, para marcar distancia y hacer un alto en el camino?

  Sí que podemos salir de ella a voluntad, pero nos exige valentía y un esfuerzo de nuestra parte. La meditación es una de las vías posibles.

  ¿Hasta qué punto nuestra libertad consiste en saber y asumir que nuestro destino ya está escrito?

  No puedo decir que el futuro esté escrito. Mis leyes me dicen que cuando me preguntas por un futuro posible, ya estás mostrando tus límites,
al pensar que hay un solo futuro posible. Si yo abro mi mente a este tema, y acepto que hay un futuro, debo reconocer que hay infinitos futuros posibles y que voy eligiendo porque a cada momento se abre ante mí una posibilidad diferente. Construyo mi futuro con mis pasos.

  No ve entonces nuestro destino de un modo lineal ni espacial…

  No, lo veo como un abanico o una estructura de posibles futuros. Es decir, podemos construir nuestro destino, pero no crearnos un destino. Hay diez mil caminos y todos dictaminados. Puedo ir por uno de los diez mil caminos, pero no puedo inventar el diez mil uno.

  ¿En qué consiste entonces la libertad?

  La libertad interior consiste en poder elegir libremente uno de los diez mil caminos, a lo que hemos llamamos libre albedrío. Y si tienes un destino porque proyectas el árbol genealógico en el futuro, entonces el futuro tiende a repetir el pasado y es de eso de lo que tenemos que liberarnos. Tenemos que hacer futuros distintos del pasado e ir buscando para llegar a ser uno mismo.

  Sus ideas podrían definirse como mutacionistas. ¿Somos mutantes?

  Todos lo somos. Hay muchas cosas que no comprendemos porque nuestro cuerpo se está desarrollando. Hace poco conversé con un médico que me decía que la glándula pineal era una glándula atrofiada. Le respondí que el ser humano es un animal en evolución que no puede tener nada atrofiado en él. La glándula pineal podría ser, por qué no, la semilla de un órgano que se va a desarrollar y convertir en el cuarto cerebro. Cambió su visión científica a pocas horas de una conferencia que iba a pronunciar en Los Ángeles. Lo que le expliqué es que no hay nada atrofiado, que podría decirse exactamente lo contrario, y me parecería más lógico. Estamos desarrollando algo nuevo desde esa glándula, hay cosas que aún no comprendemos porque somos como chimpancés…

  ¿Qué sentido tiene que no podamos entender algo que estamos destinados a descubrir?

  No podemos imaginar lo eterno. No podemos concebirlo, y si no podemos comprender el universo, somos ignorantes y limitados. Tú me preguntas por el sentido de todo esto, pero seguramente serán nuestros descendientes quienes puedan comprenderlo. Nosotros estamos aquí para producir un descendiente que usará el mismo cerebro que ya tenemos pero más desarrollado. Si el cerebro reptiliano evolucionó hasta nuestros tres cerebros humanos, creo sinceramente que estamos creando el cuarto cerebro, que no tiene por qué ser material.

  En el Medievo lo intuyeron y lo pintaron en forma de halo porque así lo veían, como un círculo dorado alrededor de la cabeza. ¿Qué explicación tiene que pintaran un halo? ¿Por qué se inventaron el halo? Pues porque el halo es real.

  II

  ¿Qué consejo daría a un buscador de conocimiento, a alguien que se buscara a sí mismo?

  Yo empecé meditando. Pero antes busqué personas que tuvieran un nivel de conciencia más elevado que el mío, aunque no fui para rendirles pleitesía ni con vocación de discípulo. Me puse en contacto con gente que consideraba interesante. El error que cometí fue hacerme amigo de algún maestro, porque ya no aceptas ni el intercambio ni la enseñanza. Con la amistad se desequilibran los niveles de conciencia entre dos personas. Pero conociendo a todas estas personas mi nivel de conciencia aumentó y aprendí mucho, hasta que llegué a donde consideré válido. Cuando llegas a un nivel que estimas importante, ya puedes y debes entregarte a los demás para que aprendan contigo.

  De todas sus experiencias de conocimiento: psicoanálisis, chamanismo, toma de sustancias, meditación…, ¿con cuál se quedaría?

  El ejercicio más rotundo al que me he dedicado durante años es a detener el pensamiento. Conseguir que en mi cerebro no entre ni una sola palabra. Una vez que lo consigo, me quito de la cabeza hasta el pensamiento que me dice que fui capaz de detener las palabras. Eso ha sido lo más difícil.

  También practicar meditación fue para mí muy importante, aunque mi camino ha tenido más que ver con la creación artística.

  ¿Desaconseja las vías racionales como la filosofía o el estudio de la ciencia?

  No lo desaconsejo, creo que todos esos caminos son también buenos. La filosofía me hizo plantearme preguntas que luego tuve que resolver por medio de otras disciplinas.

  Los altos niveles de conciencia ¿se encuentran en las personas o en los grupos?

  Es difícil pertenecer a un grupo porque los grupos constituidos crean dependencias. Si habláramos con el sentido común que nos caracteriza, deberíamos hablar del gran grupo de la humanidad, la humanidad entera. Afortunadamente, hace tiempo que dejé de seleccionar gente, y todos los miércoles me encuentro en el café con aquellos que quieren venir a que les lea el tarot. A partir de una edad tienes que hacerte útil a los demás. Cuando has vivido y la vida te ha dado una experiencia, sea buena o mala, llega un momento en que debes transmitir lo que sabes.

  En lugar de convertirte en un viejo tonto, debes ir cada vez más lejos. Ni existe el envejecimiento ni existe la decadencia mental. La memoria puede tener menos capacidad para encontrar una palabra, o quizá puedas sentir menos deseo sexual, menos virulencia, pero el deseo no tiene por qué haber desaparecido. Si a lo largo de tu vida has trabajado las emociones, cuando maduras empiezas a conocer sentimientos sublimes, que no tuviste cuando eras joven porque la naturaleza no te lo permitía. Hasta los 40 años tienes que encontrarte. La verdadera apertura de la conciencia no se puede hacer antes de esa edad. A partir de ahí, empieza el camino.

  Usted señala que la contemplación es la técnica que perfecciona todas las cosas. ¿Qué entiende por contemplación?

  En la meditación, te inmovilizas y dedicas tu atención a lo que sucede en tu interior, como si estuvieras sentado al borde de un río viendo pasar las cosas. Y la contemplación es lo mismo pero nadando en ese río. Es decir, estás viendo lo que te sucede pero estás de pleno en la vida, actuando.

  ¿Qué significa «estar poseído por el espíritu del maestro»?

  Nuestro cerebro, que es amplio e infinito, de la misma manera que produce nuestra personalidad puede producir otras. Es decir, aprendemos a construirnos una personalidad, los esquizofrénicos pueden tener treinta personalidades, e incluso más. Cuando vas a ver a un maestro, ves otro ser humano que tiene un nivel de conciencia más alto que el tuyo. ¿Qué ocurre? Que persigues ese nivel de conciencia, tu cerebro lo persigue. Entonces tu cerebro capta ese nivel y lo reproduce en tu persona, pero, como es la primera vez que lo ves, lo identificas con su persona, con su ego, con su carácter…Y el cerebro, en lugar de actuar como si tuviera tu forma, te da la forma del otro, te hace sentir que tienes el cuerpo del otro, la personalidad del otro, la aparente individualidad del otro.

  Esto produce una imitación, y creo que a eso te refieres con la expresión «estar poseído por el espíritu del maestro». No es que el maestro esté en ti sino que hay una imitación de un nivel de conciencia que estás considerando superior al tuyo.

  ¿Y el maestro que cree ser el elegido?

  Bueno, es que en el camino de la mutación de conciencia hay trampas. Lo expliqué en mi libro Los Evangelios para sanar. En realidad tú eres un camino. Tu cerebro es un camino donde transitan todos los dioses. Si en el camino veo un dios y me creo un dios, he caído en la trampa del gurú. En realidad, somos el camino por donde pasan las cosas, no los transeúntes.

  ¿Qué son las pruebas iniciáticas?

  En palabras de Castaneda, desafíos. Considéralas así.

  Observemos algunos traumas: Una mujer es violada y eso le destroza la vida. Otra mujer es violada, se baña, se limpia, llora, sufre, se repone, decide que nunca más va a hablar de ello y continúa su vida. Lo mismo sucede en las guerras, algunas personas quedan dañadas para siempre y otras, en cambio, se fortalecen. Hay que decir que los traumas no producen la enfermedad, los traumas son los detonadores. Hay una base de enfermedad dentro de nosotros que el trauma hace explotar.

  Y en cuanto a las pruebas iniciáticas, consisten en lo siguiente: tienes un nivel de conciencia y te encuentras delante de un acontecimiento. Tienes que reacciona
r de forma útil para ti y avanzar. La prueba es un desafío para que tú te desarrolles.

  El sacrificio ¿es una trampa masoquista?

  Así es. Las religiones nos han confundido. En nuestra cultura, el cielo no estaba en la tierra, no estaba a tu alcance. Tenías que ganarte el más allá padeciendo en la vida, y la Iglesia, diciéndote que sufrieras, se hizo rica y poderosa.

  ¿Por qué puede sentirse miedo cuando nos aproximamos a los arquetipos a través de los sueños, la imaginación o las sustancias alucinógenas?

  La multitud, la gente en general, sólo cambia de nivel de conciencia cuando está en un serio problema, como por ejemplo ante una catástrofe ecológica o el terrorismo. La multitud tiene miedo a los arquetipos porque los arquetipos son contenidos de alta conciencia, y eso produce miedo a la gente que no desea cambiar. Cada vez que nos enfrentamos a arquetipos, nos estamos enfrentando a una disolución de la identidad.

  III

  ¿Hemos construido una piel invisible a la que llamamos ego?

  No, la piel no es el ego. Nos acostumbran a pensar que es así, pero no es cierto. Miremos más lejos: imaginemos un león. Él llega hasta donde llega su salto, ése es su territorio. Cuando ve que un animal entra en su territorio, salta. También existen plantas cuya percepción alcanza mil kilómetros de distancia, aves que logran con su vuelo distancias formidables, u organismos que se dejan sentir muy lejos. ¿Y en el hombre? Pues a través de la telepatía el ser humano puede dar la vuelta al mundo. El hombre no tiene límites.

 

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