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A pesar de que un «admirador» obsesionado estaba acosándola, Chantel O’Hurley no quería que ningún detective privado le dijera lo que tenía que hacer. A su vez, a Quinn Doran lo irritaba hacer de niñera de una estrella consentida. Pero solo un vistazo a la distante rubia le indicó lo fácil que resultaría obsesionarse con una mujer como Chantel...