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Richard P. Feynman. La física de las palabras

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by Michelle Feynman


  ¿Qué aconsejo? Olvídalo todo. No tengas miedo. Haz aquello que te produzca el mayor placer. ¿Que es construir una cámara de niebla? Entonces haz cosas como esta. Desarrolla tus talentos, sea a donde sea que te puedan conducir. ¡Lanza los torpedos a toda velocidad!

  – Carta al estudiante Frederic Hipp, abril de 1961 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 120)

  Dile a tu hijo que deje de intentar llenarte la cabeza con ciencia, porque es suficiente que te llene tu corazón con amor.

  – No Ordinary Genius, p. 161

  Hemos aprendido por experiencia que la verdad aparecerá. Otros experimentadores repetirán tu experimento y encontrarán si estuviste equivocado o en lo cierto. Los fenómenos de la naturaleza estarán de acuerdo o no lo estarán con tu teoría. Y, aunque puedas obtener una cierta fama y emoción temporales, no obtendrás una buena reputación como científico si no has intentado ser muy minucioso en este tipo de trabajo. Y es este tipo de integridad, este tipo de cuidado en no engañarte a ti mismo, lo que falta en gran medida en buena parte de la investigación de la ciencia del culto al cargamento.

  – «La ciencia del culto al cargamento», discurso inaugural en Caltech, 1974

  Por lo tanto, es de la máxima importancia que sepáis cómo «triangular», es decir, saber cómo resolver algo a partir de lo que ya conocéis. Es absolutamente necesario.

  – Feynman’s Tips on Physics, p. 39

  Lo mejor que puede hacer es lo que le parezca mejor a usted, no a mí, de manera que pueda motivar a sus estudiantes por su propia confianza, interés y personalidad. No es bueno buscar el criterio de otras personalidades.

  – Carta al profesor P. Mitra, diciembre de 1973

  Si usted cree que usted o sus amigos saben lo suficiente para dar consejos, sugerir planes de estudio, etc., esto es de su incumbencia. Si no, entonces ocúpese de sus asuntos, vaya a su casa y dé a sus propios estudiantes de física el maldito mejor curso que pueda.

  – Carta a John M. Fowler, marzo de 1966

  Vamos a suponer algo: que todas las energías son positivas. Si las energías fueran negativas sabemos que podríamos resolver todos nuestros problemas de energía al verter partículas en este pozo de energía negativa y hacer funcionar el mundo con la energía sobrante.

  – Lecciones Conmemorativas Dirac, «La razón para las antipartículas», 1986

  Inteligencia

  Cortesía de Michelle Feynman.

  Después de todo, nací sin saber y solo he tenido un poco de tiempo para cambiar esto aquí y allí.

  – Carta a Armando García, diciembre de 1965 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 396)

  Los necios ordinarios no suponen problemas: puedes hablar con ellos e intentar echarles una mano. Pero los necios pretenciosos, tipos que son necios y lo esconden e impresionan a la gente diciéndoles lo maravillosos que son con todos sus trucos, ¡A ESTOS NO LOS SOPORTO!

  – Surely You’re Joking, Mr. Feynman!, p. 284

  No hay talento, no hay una especial capacidad para comprender la mecánica cuántica, o para imaginar los campos electromagnéticos, que surja sin práctica y lectura, aprendizaje y estudio. Nací sin entender la mecánica cuántica... ¡y sigo sin entender la mecánica cuántica!

  – BBC, serie de televisión Qué divertido imaginar, 1983

  Toda la idea de que la persona promedio es poco inteligente es una idea muy peligrosa. Aunque fuera verdad, no debería tratarse de la manera como se la trata.

  – «La época acientífica», serie de conferencias John Danz, 1963

  No sé lo que es exactamente, pero es interesante que cuando uno hace algo estúpido, se protege a sí mismo de conocer su propia estupidez.

  – «El extraordinario Dr. Feynman», Los Angeles Times Magazine, 20 de abril de 1986

  Soy un hombre muy curioso, y observo fenómenos que ocurren continuamente. A menudo os preguntáis cómo sería volverse un poco loco. Y yo tuve esta experiencia de volverme loco, o de que algo estaba mal en mi mente, y no me di cuenta de ello. La misma mente que se debilita ha perdido su capacidad analítica para observarse. De manera que yo simplemente racionalizaba cada fracaso. No tenía el sentido de darme cuenta de lo que era perfectamente evidente: ¡Una persona no se vuelve vieja en una semana!

  – Charla en la Universidad de California en Santa Bárbara, «Los Álamos desde abajo», febrero de 1975

  Incluso si eres uno de la última pareja de chicos de la clase, esto no significa que no seas bueno. Solo tienes que compararte con un grupo razonable, en lugar de esta colección de insensatos que tenemos aquí en Caltech.

  – Feynman’s Tips on Physics, p. 18

  La primera tiene que ver con si un hombre sabe de qué está hablando, de si lo que dice tiene alguna base o no. Y el truco que yo uso es muy fácil. Si se le hacen preguntas inteligentes (es decir, preguntas penetrantes, interesadas, honestas, francas, directas sobre el tema, y no preguntas trampa), entonces rápidamente se queda atascado. Es como un niño que hace preguntas ingenuas. Si se le hacen preguntas ingenuas pero relevantes, entonces casi de inmediato la persona no sabe la respuesta, si es un hombre honesto.

  – «La época acientífica», serie de conferencias John Danz, 1963

  No somos mucho más listos que cualquier otra persona.

  – Citado en el New York Times Magazine, James Gleick, 26 de septiembre de 1992

  Soy un explorador, ¿de acuerdo? Siento curiosidad por todo, y quiero investigar todo tipo de temas.

  – BBC, No Ordinary Genius, 1993

  Lo que no puedo crear, no lo entiendo.

  – Escrito en una pizarra cuando murió

  He aprendido a dibujar y leo un poco, pero todavía soy una persona muy parcial y no sé muchas cosas. Tengo una inteligencia limitada y la uso en una dirección concreta.

  – What Do You Care What Other People Think?, p. 11

  No importa lo minuciosos que seamos a la hora de seleccionar a los hombres [en 1961, en Caltech solo se admitían hombres], no importa lo pacientemente que hagamos los análisis, cuando llegan aquí algo ocurre: ¡siempre resulta que aproximadamente la mitad de ellos están por debajo de la media! Desde luego, os reís de esto porque es algo evidente para la mente racional, pero no para la mente emocional: la mente emocional no se puede reír de esto. Cuando has vivido todo el tiempo como el número uno o el número dos (o posiblemente el número tres) en el instituto de ciencias, y cuando sabes que todos los que estaban por debajo de la media en los cursos de ciencias de donde tu venías eran completamente idiotas, y ahora descubres de golpe que tú estás por debajo de la media (y la mitad de vosotros, chicos, lo estáis); es un golpe terrible, porque imaginas que eres tan tonto como aquellos chicos lo eran en el instituto, relativamente. Esta es la gran desventaja de Caltech: que este golpe psicológico es muy difícil de aceptar.

  – Feynman’s Tips on Physics, p. 17

  El premio Nobel

  Hughes Aircraft Company.

  No me gustan los honores. Lo aprecio por el trabajo que hice, y sé que hay muchos físicos que utilizan mi obra. No necesito nada más. No creo que exista ningún sentido en nada más. No veo que tenga sentido que alguien en la Academia Sueca decida que esta obra es «lo bastante noble» para recibir un premio. Ya he tenido el premio: el premio es el placer de descubrir, el efecto del descubrimiento, la observación de que otras personas lo usan. Estas son las cosas reales.

  – BBC, «El placer de descubrir», 1981

  ¿Sabe usted? Este trabajo lo hice en 1949. Supongo que se quedaron sin ganadores y revisaron el material antiguo.

  – South Shore Record, 28 de octubre de 1965

  Y así, ustedes, pueblo sueco, con sus honores, y sus trompetas y su rey... perdónenme. Porque finalmente comprendo: estas cosas proporcionan entrada al corazón. Usadas por un pueblo sabio y pacífico, pueden generar buenos sentimientos, incluso amor, entre los hombres, incluso en tierras mu
y alejadas de la propia. Por esta lección, os doy las gracias. Tack![24]

  – «Los premios Nobel en 1965» [Fundación Nobel], Estocolmo, 1966

  Así, pues, ¿qué le ocurrió a la vieja teoría de la que me enamoré cuando era joven? Bueno, yo diría que se ha convertido en una vieja señora, a la que le queda muy poco atractivo y que a los jóvenes de hoy en día no les latirá el corazón cuando la miran. Pero podemos decir lo mejor que podemos para cualquier vieja señora: que fue una muy buena madre y que dio a luz algunos hijos muy buenos. Y doy las gracias a la Academia de Ciencias Sueca por elogiar a uno de ellos. Gracias.

  – Nobel Lectures, Physics 1963-1970, Elsevier, Ámsterdam, 1972

  Una de las cosas agradables de obtener el premio es tener noticias de antiguos estudiantes.

  – Carta a Loren A. Page, noviembre de 1965

  También me encantó cuando supe del premio Nobel, pues pensé, como hizo usted, que finalmente se me reconocía que tocara los bongos.

  – Carta a Sandra Chester (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, pp. 163-164)

  Hubo todo tipo de cosas, serias y divertidas, telegramas y cartas. Y en cada una de ellas yo vi felicidad por parte de la gente que las enviaba y una sensación real de afecto, que me abrumaba y me hacía sentir amor real por todas estas personas, porque todas parecían tener muy buen corazón y estar muy contentas por las felicitaciones. No me había dado cuenta de que cuando todo ocurre de golpe, como así fue, hace que uno se sienta realmente bien. De modo que esta fue la parte buena de todo, las cartas. Esta fue la parte buena.

  – Entrevista con Charles Weiner, 28 de junio de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  No hemos comprobado cuantitativamente esta teoría con los gluones; podría estar equivocada. Solo hemos hecho unos pocos experimentos para comprobar el bosón W... que podría estar equivocado. Por otro lado, ¿por qué parece que podría ser la misma cosa repetida? Uno: el límite de la imaginación del hombre. Cuando ve una teoría nueva y un fenómeno nuevo, intenta encajarlo en aquella teoría, y hasta que ha hecho suficientes experimentos, no sabe que no funciona. De modo que cuando imparte una conferencia en 1979 en Nueva Zelanda, ¡piensa que funciona!

  – «Electrodinámica cuántica: nuevos interrogantes», conferencias sir Douglas Robb, Universidad de Auckland, 1979

  Un tipo que hizo muchísimo dinero con la dinamita quiere hacerse famoso y dio su nombre al gran premio, de modo que todos recuerden el nombre Nobel, y por esto tendría que estar enojado. ¡Al diablo con ello!

  – «El premio Nobel: la otra cara de la medalla», The Los Angeles Times, 7 de octubre de 1983

  Apariencias, cena con el rey, audiencia con el rey, concesión del premio, tatata, todas estas cosas, ¿ve? Y lo peor de todo era que yo ridiculizo a los reyes y cosas como estas. Me burlo de la ceremonia. Solía hacerlo. Todavía lo hago. Me río de estas cosas. Y aquí tengo que ser parte de ello. No es muy consistente burlarse de esto cuando lo hace alguna otra persona, pero cuando eres tú quien está en ello, porque recibes un premio, etcétera, tendrás que consentirlo sin una especie de... ¿Sabe usted?, solías reírte, y aquí estás, el Gran Tipo, justo en medio de todo esto, y ya no ríes, ¡ja, ja, ja!

  – Entrevista con Charles Weiner, 28 de junio de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  La equivocación real que uno hace cuando gana un premio es tomárselo demasiado en serio, por ejemplo este discurso. Me preocupó mucho (¿es apropiado dar un discurso así? No supone ninguna maldita diferencia). Realmente, no es muy serio. No supone ninguna diferencia lo que digas. Después de todo, ¿puedo recordarle que nunca, en toda mi vida, he leído el discurso del premio Nobel de nadie? Están publicados, pero ¿quién los lee?

  – Entrevista con Charles Weiner, 28 de junio de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Si alguien me dice: «Necesitamos un ganador del premio Nobel para firmar una carta a Rusia sobre los judíos», le contesto: «Estoy dispuesto a firmar una carta a Rusia sobre los judíos, pero no estoy dispuesto a ser un ganador del premio Nobel que firma una carta a Rusia sobre los judíos».

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de febrero de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Ahora resulta que después de ganar el premio, se supone que tienes que dar una charla sobre lo que hiciste para ganar el premio. Cabría pensar que sabían la razón cuando te dieron el premio, pero aparentemente están un poco inseguros o algo así.

  – Charla en el CERN, diciembre de 1965

  [Al enterarse del premio Nobel]: Sonó el teléfono, y el tipo dijo que era de alguna compañía de comunicación. Me fastidió mucho que me hubiera despertado. Esta fue mi reacción natural. ¿Sabe?, uno está medio dormido, y está molesto. De modo que el tipo me dice: «Nos gustaría informarle de que ha ganado el premio Nobel». Y yo pienso para mí (sigo molesto, ¿saben?) y no lo capto. Así que le dije: «Podría habérmelo dicho por la mañana». Y él me dice: «Pensé que le gustaría saberlo». Bueno, le dije que estaba dormido y colgué el teléfono.

  – «El premio Nobel: la otra cara de la medalla», The Los Angeles Times, 7 de octubre de 1983

  Me considero un tipo ordinario, y odio ser descubierto. Odio descubrir que la manera como me considero no es la manera como me retratan. Me tienen como una especie de ganador del premio Nobel, pero realmente no he comprendido todavía que sea diferente de lo que era antes.

  – Entrevista en Future for Science

  Me fastidia que todos eligen siempre a «los ganadores del premio Nobel» como ejemplos importantes de científicos. ¿Por qué prestamos tanta atención a la elección que han hecho los miembros de la Academia Sueca? Esto puede estar bien para el público desconocedor, pero seguramente un profesor de ciencias puede hacer sus propias elecciones independientes de qué científicos excitan su imaginación y sobre qué hombres le gustaría llamar la atención de sus estudiantes.

  – Carta a Stuart Zimmer, febrero de 1982 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 340)

  Ya me he cansado de ser un «ganador del premio Nobel» de vez en cuando.

  – Carta a Stuart Zimmer, febrero de 1982 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 340)

  Es muy duro que te saquen de la torre de marfil; la luz es tan fuerte que hace daño. Lo que hace más daño todavía es pensar en mí en frac recibiendo algo del rey de Suecia, mientras las cámaras de televisión observan.

  – Carta a Betsy Holland Gehman, noviembre de 1965 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 187)

  Bueno, es emocionante saber de antiguos compañeros de la escuela; es una de las mejores partes de ganar el premio Nobel. Toda clase de personas a las que conocía y apreciaba, y de las que no había oído nada desde hacía mucho tiempo, salían de debajo de las piedras.

  – Carta a Wanna M. Hecker, noviembre de 1965

  Yo antes iba a cualquier instituto y contestaba las preguntas que se me hacían en los clubes de física. Pero ahora, ni siquiera me piden que vaya. Tienen miedo. No quieren pedirle a un premio Nobel de física que dé una charla en un club de física. Y si finalmente algún estudiante reúne el valor para hacerlo, lo que ocurre es que yo acepto. Y cuando voy allí, no está solo el club de física, sino todo el maldito instituto. El director descubre, o el profesor de física descubre lo que el chico del club de física ha hecho, y dicen: «¡Oh!, es un hombre tan importante que todos tienen que estar interesados en este tipo». Es algo fuera de proporción. No lo aguanto.

  – «El extraordinario Dr. Feynman», Los Angeles Times Magazine, 20 de abril de 1986

  [Acerca de ganar el premio Nobel]: No puedes librarte de ello. Un tipo te llama en medio de la noche, y mi primera reacción fue: no lo aceptaré. Pero entonces me di cuenta de que si hubiera dicho esto hubiera montado un escánd
alo mayor que si lo aceptaba. Estás atrapado. No es justo quedar atrapado de esta manera. No hay razón para que esto interfiera en tu vida privada y en todo.

  – «El premio Nobel: la otra cara de la medalla», The Los Angeles Times, 7 de octubre de 1983

  [Después de ganar el premio Nobel]: Tuvimos cientos de cartas, de amigos de todo el mundo, y de parientes; como un familiar mío que estaba en un barco, ¿sabe usted?, viajando desde España hacia algún lugar, y que prácticamente estalló de alegría y envió un gran telegrama. Recibí llamadas telefónicas de Ciudad de México que no pude oír porque el sistema telefónico no era bueno. Aun así intenté contestar la llamada y decirle a aquella persona que realmente me había gustado y que gracias por la llamada, pero no sé la dirección, de manera que estoy atorado. Fue difícil oírlo, pero finalmente comprendí quién era. Todo tipo de cosas demenciales. Cartas muy amables. Estaban llenas de... una especie de alegría. Todo el mundo estaba emocionado. Cada carta indicaba emoción en la casa, fuera quien fuera.

 

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