The Poems of Octavio Paz
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La nieve no es sol, la música no es silencio,
el sol es nieve, el silencio es música.
(The situation must be Yes-and-No, not either-or)
Entre el silencio y la música, el arte y la vida,
la nieve y el sol hay un hombre.
Ese hombre es John Cage (committed
to the nothing in between).Dice una palabra:
no nieve no sol, una palabra
que no es silencio:
A year from Monday you will hear it.
La tarde se ha vuelto invisible.
Concierto en el jardín
(Vina y mridangam)
A Carmen Figueroa de Meyer
Llovió.
La hora es un ojo inmenso.
En ella andamos como reflejos.
El río de la música
entra en mi sangre.
Si digo: cuerpo, contesta: viento.
Si digo: tierra, contesta: ¿dónde?
Se abre, flor doble, el mundo:
tristeza de haber venido,
alegría de estar aquí.
Ando perdido en mi propio centro.
Prójimo lejano
Anoche un fresno
a punto de decirme
algo—callóse.
Escritura
Yo dibujo estas letras
como el día dibuja sus imágenes
y sopla sobre ellas y no vuelve
Concorde
A Carlos Fuentes
Arriba el agua
abajo el bosque
el viento por los caminos
Quietud del pozo
El cubo es negro El agua firme
El agua baja hasta los árboles
El cielo sube hasta los labios
Viento entero
El presente es perpetuo
Los montes son de hueso y son de nieve
están aquí desde el principio
El viento acaba de nacer sin edad
como la luz y como el polvo Molino de sonidos
el bazar tornasolea timbres motores radios
el trote pétreo de los asnos opacos
cantos y quejas enredados
entre las barbas de los comerciantes
alto fulgor a martillazos esculpido
En los claros de silencio estallan
los gritos de los niños Príncipes en harapos
a la orilla del río atormentado
rezan orinan meditan
El presente es perpetuo
Se abren las compuertas del año el día salta
ágata
El pájaro caído
entre la calle Montalambert y la de Bac
es una muchacha detenida
sobre un precipicio de miradas
Si el agua es fuego llama
En el centro de la hora redonda encandilada
potranca alazana
Un haz de chispas una muchacha real
entre las casas y las gentes espectrales
Presencia chorro de evidencias
yo vi a través de mis actos irreales
la tomé de la mano juntos atravesamos
los cuatro espacios los tres tiempos
pueblos errantes de reflejos
y volvimos al día del comienzo
El presente es perpetuo 21 de junio
hoy comienza el verano Dos o tres pájaros
inventan un jardín Tú lees y comes un durazno
sobre la colcha roja desnuda
como el vino en el cántaro de vidrio
Un gran vuelo de cuervos
En Santo Domingo mueren nuestros hermanos
Si hubiera parque no estarían ustedes aquí
Nosotros nos roemos los codos
En los jardines de su alcázar de estío
Tipú Sultán plantó el árbol de los jacobinos
luego distribuyó pedazos de vidrio
entre los oficiales ingleses prisioneros
y ordenó que se cortasen el prepucio
y se lo comiesen El siglo
se ha encendido en nuestras tierras
¿Con su lumbre las manos abrasadas
los constructores de catedrales y pirámides
levantarán sus casas transparentes?
El presente es perpetuo
El sol se ha dormido entre tus pechos
La colcha roja es negra y palpita
Ni astro ni alhaja fruta
tú te llamas dátil Datia
castillo de sal si puedes mancha escarlata
sobre la piedra empedernida
Galerías terrazas escaleras
desmanteladas salas nupciales
del escorpión Ecos repeticiones
relojería erótica deshora
Tú recorres
los patios taciturnos bajo la tarde impía
manto de agujas en tus hombros indemnes
Si el fuego es agua eres una gota diáfana
la muchacha real transparencia del mundo
El presente es perpetuo Los montes
soles destazados
petrificada tempestad ocre El viento rasga
ver duele
El cielo es otro abismo más alto
Garganta de Salang
la nube negra sobre la roca negra
El puño de la sangre golpea puertas de piedra
Sólo el agua es humana
en estas soledades despeñadas
Sólo tus ojos de agua humana Abajo
en el espacio hendido
el deseo te cubre con sus dos alas negras
Tus ojos se abren y se cierran animales fosforescentes
Abajo el desfiladero caliente
la ola que se dilata y se rompe tus piernas abiertas
el salto blanco
la espuma de nuestros cuerpos abandonados
El presente es perpetuo
El morabito regaba la tumba del santo
sus barbas eran más blancas que las nubes
Frente al moral al flanco del torrente
repetiste mi nombre dispersión de sílabas
Un adolescente de ojos verdes
te regaló una granada Al otro lado del Amu-Darya
humeaban las casitas rusas
El son de la flauta uzbek
era otro río invisible y más puro
En la barcaza el batelero estrangulaba pollos
El país es una mano abierta sus líneas
signos de un alfabeto roto
Osamentas de reses en el llano
Bactriana estatua pulverizada
yo recogí del polvo unos cuantos nombres
Por esas sílabas caídas
granos de una granada cenicienta
juro ser tierra y viento remolino
sobre tus huesos
El presente es perpetuo
La noche entra con todos sus árboles
noche de insectos eléctricos y fieras de seda
noche de yerbas que andan sobre los muertos
conjunción de aguas que vienen de lejos
murmullos los universos se desgranan
un mundo cae se enciende una semilla
cada palabra palpita Oigo tu latir en la sombra
enigma en forma de reloj de arena mujer dormida
Espacio espacios animados
Anima mundi materia maternal
perpetua desterrada de sí misma
y caída perpetua en su entraña vacía Anima mundi
madre de las razas errantes de los soles y los hombres
Emigran los espacios el presente es perpetuo
En el pico del mundo se acarician
Shiva y Párvati
Cada caricia dura un siglo
para el dios y para el hombre un mismo tiempo
un mismo despeñarse Lahor
río rojo barcas negras
entre dos tamarindos una niña descalza
y su mirar sin tiempo Un latido idéntico
muerte y nacimiento
Entre el cielo y la tierra suspendidos
unos cuantos álamos
vibrar de luz más que vaivén de hojas ¿suben o bajan?
El presente es perpetuo Llueve sobre mi infancia
llueve sobre el jardín de la fiebre
flores de sílex árboles de humo
En una hoja de higuera tú navegas
por mi frente La lluvia no te moja
eres la llama de agua la gota diáfana de fuego
derramada sobre mis párpados
Yo veo a través de mis actos irreales
el mismo día que comienza Gira el espacio
arranca sus raíces el mundo
No pesan más que el alba nuestros cuerpos tendidos
Madrigal
Más transparente
que esa gota de agua
entre los dedos de la enredadera
mi pensamiento tiende un puente
de ti misma a ti misma Mírate
más real que el cuerpo que habitas
fija en el centro de mi frente
Naciste para vivir en una isla
Con los ojos cerrados
Con los ojos cerrados
te iluminas por dentro
eres la piedra ciega
Noche a noche te labro
con los ojos cerrados
eres la piedra franca
Nos volvemos inmensos
sólo por conocernos
con los ojos cerrados
Pasaje
Más que aire más que agua
más que labios ligera ligera
Tu cuerpo es la huella de tu cuerpo
Maithuna
Mis ojos te descubren
desnuda y te cubren
con una lluvia cálida
de miradas
*
Una jaula de sonidos abierta
en plena mañana más blanca
que tus nalgas en plena noche
tu risa o más bien tu follaje
tu camisa de luna al saltar de la cama
Luz cernida la espiral cantante
devana la blancura Aspa
X plantada en un abra
*
Mi día en tu noche
revienta Tu grito
salta en pedazos La noche
esparce tu cuerpo
Resaca tus cuerpos
se anudan
Otra vez tu cuerpo
*
Hora vertical la sequía
mueve sus ruedas espejeantes
Jardín de navajas festín de falacias
Por esas reverberaciones entras
ilesa en el río de mis manos
*
Más rápida que la fiebre
nadas en lo obscuro tu sombra es más clara
entre las caricias tu cuerpo es más negro
Saltas a la orilla de lo improbable
toboganes de cómo cuando porque sí
Tu risa incendia tu ropa tu risa
moja mi frente mis ojos mis razones
Tu cuerpo incendia tu sombra
Te meces en el trapecio del miedo
los terrores de tu infancia me miran
desde tus ojos de precipicio abiertos
en el acto de amor sobre el precipicio
Tu cuerpo es más claro tu sombra es más negra
Tú ríes sobre tus cenizas
*
Lengua borgoña de sol flagelado
lengua que lame tu país de dunas insomnes
cabellera lengua de látigos
lenguajes
sobre tu espalda desatados entrelazados
sobre tus senos escritura que te escribe
con letras aguijones te niega
con signos tizones vestidura que te desviste
escritura que te viste de adivinanzas
escritura en la que me entierro Cabellera
gran noche súbita sobre tu cuerpo
jarra de vino caliente derramado
sobre las tablas de la ley
nudo de aullidos y nube de silencios
racimo de culebras racimo de uvas
pisoteadas por las heladas plantas de la luna
lluvia de manos de hojas de dedos de viento
sobre tu cuerpo sobre mi cuerpo sobre tu cuerpo
Cabellera follaje del árbol de huesos
el árbol de raíces aéreas que beben noche en el sol
El árbol carnal El árbol mortal
*
Anoche en tu cama
éramos tres:
tú yo la luna
*
Abro los labios de tu noche
húmedas oquedades ecos
desnacimientos: blancor
súbito de agua desencadenada
*
Dormir dormir en ti
o mejor despertar abrir los ojos
en tu centro negro blanco negro
blanco Ser sol insomne
que tu memoria quema (y
la memoria de mí en tu memoria)
*
Y nueva nubemente sube
savia (salvia te llamo
llama) El tallo
estalla (Llueve
nieve ardiente) Mi lengua está
allá (En la nieve se quema
tu rosa) Está
ya (sello tu sexo)
el alba
salva
Eje
Por el arcaduz de sangre
mi cuerpo en tu cuerpo manantial de noche
mi lengua de sol en tu bosque artesa tu cuerpo
trigo rojo yo Por el arcaduz de hueso
yo noche yo agua yo bosque que avanza
yo lengua yo cuerpo
yo hueso de sol
Por el arcaduz de noche manantial de cuerpos
tú noche del trigo tú bosque en el sol
tú agua que espera tú artesa de huesos
Por el arcaduz de sol mi noche en tu noche
mi sol en tu sol mi trigo en tu artesa
tu bosque en mi lengua Por el arcaduz del cuerpo
el agua en la noche tu cuerpo en mi cuerpo
Manantial de huesos Manantial de soles
Custodia
Domingo en la isla de Elefanta
Imprecación
Al pie de las sublimes esculturas,
desfiguradas por los musulmanes y los portugueses,
la multitud ha dejado un picnic de basura
para los cuervos y los perros.
Yo la condeno a renacer cien veces
en un muladar, como a los otros,
por eones, en carne viva han de tallarlos
en el infierno de los mutiladores de estatuas.
Invocación
Shiva y Párvati: los adoramos
no como a dioses, como a imágenes
de la divinidad de los hombres.
Ustedes son lo que el hombre hace y no es,
lo que el hombre ha de ser
cuando pague la condena del quehacer.
Shiva: tus cuatro brazos son cuatro ríos,
cuatro surtidores. Todo tu ser es una fuente
y en ella se baña la linda Párvati,
en ella se mece como una barca graciosa.
El mar palpita bajo el sol:
son los gruesos labios de Shiva que sonríe;
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p; el mar es una larga llamarada:
son los pasos de Párvati sobre las aguas.
Shiva y Párvati: la mujer que es mi mujer
y yo, nada les pedimos, nada
que sea del otro mundo: sólo
la luz sobre el mar,
la luz descalza sobre el mar y la tierra dormidos.
Cuento de dos jardines
Una casa, un jardín, no son lugares:
giran, van y vienen. Sus apariciones
abren en el espacio otro espacio,
otro tiempo en el tiempo. Sus eclipses
no son abdicaciones: nos quemaría
la vivacidad de uno de esos instantes
si durase otro instante. Estamos condenados
a matar al tiempo: así morimos,
poco a poco. Un jardín no es un lugar.
Por un sendero de arena rojiza
entramos en una gota de agua,
bebemos en su centro verdes claridades,
por la espiral de las horas ascendemos
hasta la punta del día descendemos
hasta la consumación de su brasa.
Fluye el jardín en la noche río de rumores.
Aquel de Mixcoac, abandonado,
cubierto de cicatrices, era un cuerpo
a punto de desplomarse. Yo era niño
y el jardín se parecía a mi abuelo.
Trepaba por sus rodillas vegetales
sin saber que lo habían condenado.
El jardín lo sabía: esperaba su destrucción
como el sentenciado el hacha.
La higuera era la diosa, la Madre.
Zumbar de insectos coléricos,
los sordos tambores de la sangre,
el sol y su martillo,
el verde abrazo de innumerables brazos.
La incisión del tronco: el mundo se entreabrió.
Yo creí que había visto a la muerte: vi
la otra cara del ser, la vacía,
el fijo resplandor sin atributos.
Se agolpan, en la frente del Ajusco,
las blancas confederaciones. Ennegrecen,
son ya una masa cárdena,
una protuberancia enorme que se desgarra:
el galope del aguacero cubre todo el llano.
Llueve sobre lavas: danza el agua
sobre la piedra ensangrentada. Luz, luz:
substancia del tiempo y sus inventos.
Meses como espejos,
uno en el otro reflejado y anulado.
Días en que no pasa nada,
contemplación de un hormiguero,